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Educación

Reflexiones sobre el diagnóstico de TDAH y TEA: síntomas comunes, diferencias y confusiones

Equipo de Expertos en Educación

El diagnóstico acertado y precoz de cualquier trastorno del desarrollo es fundamental para poder intervenir adecuadamente tanto a nivel familiar, como clínico y educativo. Sin embargo, muchos especialistas alertan que, frecuentemente, en niños pequeños no es fácil distinguir entre el  trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y algunos tipos de autismo, en especial el síndrome de Asperger o austismo de alta capacidad.

La confusión del TDAH y ciertos grados de autismo

El TDAH ha sido definido como un trastorno del autocontrol caracterizado clínicamente por dificultades en la esfera de la atención, exceso de actividad motora y deficiencias en el control de los impulsos. Por el contrario, las personas con síndrome de Asperger se caracterizan por ser muy inteligentes pero con muy escasas habilidades sociales, además de mostrar una serie de rasgos de comportamiento y personalidad muy llamativos y chocantes: imposibilidad de entender los dobles sentidos y el lenguaje no verbal, falta de empatía, obsesión por ciertos temas o rutinas muy marcadas.

Aunque en principio pueda parecer que se trata de dos trastornos bastantes diferenciados, tal como señala el Dr. Julián Vaquerizo, jefe de Neuropediratría del Hospital Infanta Cristina de Badajoz, «entre los dos y cinco años muchos niños con TDAH presentan rasgos de autismo». De ahí, que a esas edades la confusión y los diagnósticos erróneos sean bastante frecuentes.

Los rasgos comunes entre los niños con TDAH y trastornos de espectro autista (TEA), muy especialmente en el tipo conocido como síndrome de Asperger, son los siguientes:

  • Dificultades para interpretar los sentimientos de los demás.
  • Problemas para fijar la atención.
  • Conducta hiperactiva-impulsiva.

Una vez que el niño ha cumplido los 5 o 6 años, es decir, al comienzo de la Educación Primaria, los síntomas se decantan más claramente hacia un trastorno u otro, siendo más difícil que se mantenga la confusión o el diagnóstico erróneo.

Un estudio realizado por el Dr. Vaquerizo sobre los marcadores precoces del TDAH, observó que el 30% de los niños ya manifestaban síntomas del trastorno en los primeros 12 meses de vida, y a partir de los 2 años era posible advertir rasgos de temperamento difícil en un 56,5% de los casos. Con algún año más, ya se identifican desórdenes en el juego con los otros niños y un desarrollo anormal del lenguaje. Todos estos rasgos pueden ser comunes en niños con TDAH o Asperger.

Más vínculos entre autismo y TDAH

Un estudio del Dr. Josep Biederman, director de la unidad de psicofarmacia pediátrica del Hospital General de Massachusetts, ha encontrado importantes vínculos y relaciones directas entre estos dos tipos de trastorno, siendo los más significativos:

  • Los niños que sufren de TDAH tienen 20 veces más probabilidades de exhibir algunos rasgos de autismo que los niños sin TDAH.
  • Uno de cada cinco niños con TDAH  participantes en el estudio exhibía señales de autismo, como un desarrollo lento del lenguaje, dificultades para interactuar con los demás y problemas de control emocional,
  • Tanto los niños con TDAH como con autismo presentan problemas para planificar, organizar y conceptualizar las acciones futuras, lo que se conoce como función ejecutiva.
  • La mayoría de niños autistas tienen problemas característicos del TDAH como: dificultades de concentración, bajo manejo del autocontrol o hiperactividad.
  • Existen marcadores genéticos comunes entre el TDAH y el TEA.

TDAH

Actualmente es muy común encontrar en el aula ordinaria algún alumno diagnosticado de TDAH, siendo la frecuencia mucho mayor que la de casos de autismo. La existencia de este vínculo y  la alta posibilidad de que algunos chicos hiperactivos presenten ciertos síntomas que normalmente se han asociado con algún trastorno del espectro autista, debe poner en alerta a los profesores por si es necesario realizar algún tipo de intervención en el área de la interacción social con algún alumno con problemas de hiperactividad.