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Ciencias de la Salud

Relacionarse desde la Comunicación no Violenta

Equipo de Expertos en Educación

Saber relacionarnos de forma empática es una de las principales vías para mejorar la convivencia en los ámbitos familiar, escolar y social.   Por otro lado, poder expresarnos de forma eficiente y compasiva también facilitará un adecuado desarrollo emocional y social a lo largo de toda la vida. En esta línea, Marshall B. Rosenberg desarrolló un modelo psicológico y educativo basado en el lenguaje que utilizamos para relacionarnos. Su Modelo de Comunicación no Violenta es “un enfoque específico de la comunicación, hablar y escuchar, que nos lleva a dar desde el corazón, a conectarnos con nosotros mismos y con otras personas de una manera que permite que aflore nuestra compasión natural” (Rosenberg, 2006, p. 18).

Para lograrlo, la Comunicación no Violenta se asienta en la práctica de un lenguaje consciente, reflexivo y respetuoso. Se basa en la toma de conciencia de las necesidades, emociones, percepciones y deseos tanto propios como ajenos. El autor lo representa utilizando como simbología dos animales. El primero de ellos, predominante en la sociedad y crianza, es el lenguaje del chacal. Las relaciones están motivadas por conductas y actitudes tales como: la dominación, la exigencia, la competición, lo correcto e incorrecto, lo bueno o lo malo, el castigo o la recompensa.

El segundo, el lenguaje jirafa, se basa en la colaboración y conexión. La jirafa es un animal apacible que posee un gran corazón y un largo cuello que le permite tener una perspectiva más global de lo que pueda estar sucediendo.

De esta manera, las personas “jirafa” intentan ser objetivas en sus puntos de vista, analizan y entienden los sentimientos y necesidades propios y ajenos e intentan facilitar el mejor modo de vida posible. Llevar a la práctica esta propuesta conlleva establecer un proceso comunicativo basado en cuatro componentes o pasos. Estos siempre han de partir de la expresión honesta y de la recepción empática (Rosenberg, 2006).:

  • Observar sin evaluar. Un ejemplo de ello es dejar de utilizar verbos o adverbios que conlleven juicios de valor, decir “considero que no estás preparando lo suficiente el próximo examen” en lugar de “no te gusta estudiar” o “no estudias nunca”.
  • Identificar y expresar los sentimientos y emociones. Para ello tendremos que concretarlos y asumir nuestra responsabilidad ante los mismos. Por ejemplo, “siento que no sirvo para nada” no es un sentimiento, es un juicio. En lugar de ello, se puede decir: “me siento angustiada porque dudo que pueda acabar este trabajo”.
  • Reconocer y comprender las necesidades insatisfechas que se esconden detrás de los sentimientos. Debemos descubrir cuál es concretamente la necesidad y aceptar nuestro derecho, o el de los demás a intentar obtenerla. Recordemos que el objetivo final de nuestras acciones es cubrir las necesidades fisiológicas, de reconocimiento, seguridad, afecto y autorrealización (Maslow, 1954).
  • Utilizar un lenguaje positivo y claro para pedir acciones que aumenten nuestro bienestar. Un aspecto fundamental es no realizar dichas peticiones en forma de exigencia, culpabilizando o castigando, sino esperar a que la otra persona quiera responder a las mismas mostrando empatía hacia nuestras necesidades.

Existen muchos recursos, organizacionales y bibliográficos, para poder poner en práctica el Modelo de Comunicación no Violenta tanto en nuestra propia vida personal como profesional y mediante la educación de niños y adultos. En 1985, Marshall Rosenberg creó el Center for Non-Violent Communication el cual ha generado una gran diversidad de investigaciones, instrumentos y programas dirigidos a la violencia escolar, la mediación de conflictos internacionales así como a contextos terapeúticos y laborales.

En España contamos con la Asociación para la Comunicación no Violenta. Ésta es una organización sin ánimo de lucro que tiene entre sus fines la formación de personas y profesionales, la creación de una red nacional y su integración en internacionales , la organización de grupos de trabajo y el desarrollo de herramientas y programas en el ámbito escolar e institucional. Por último, os invito a ver el siguiente video en el cual Rosenberg nos explica de una forma sencilla cómo descubrió este modelo comunicativo y cuáles son las principales aportaciones de la Comunicación no Violenta en la resolución de conflictos. [embed]https://www.youtube.com/watch?v=ju9471rzOIM[/embed] [embed]https://www.youtube.com/watch?v=3ok64sIhauk[/embed] Enlaces de interés Center for Non-Violent Communication:   https://www.cnvc.org/ Asociación para la Comunicación no Violenta : http://www.asociacioncomunicacionnoviolenta.org/asociacion-cnv/ Bibliografía Maslow, A. (1991). Motivación y personalidad. Madrid: Ediciones Díaz de Santos. Rosenberg, M.B. (2006). Comunicación no violenta. Un lenguaje de vida. Buenos Aires: Gran Aldea Editores. Rosenberg, M.B. (2011). "Resolver los conflictos con la Comunicacón no Violenta." Barcelona: Acanto.   Lourdes navarrete sánchez Colaboradora Docente en el Máster Universitario en Prevención e Intervención Psicológica en Problemas de Conducta en la Escuela y en Máster Universitario en Terapias Psicológicas de Tercera Generación

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