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Educación

Un profesor español, candidato a lo premios Nobel de la docencia por su innovación

Equipo de Expertos en Educación

El maestro zaragozano César Bona se ha colado en la lista de los 50 finalistas que optan al Global Teacher Prize, un galardón internacional considerado un auténtico Premio Nobel de los docentes. Los candidatos pertenecen a países y orígenes socioculturales muy diversos: hay 2 docentes italianos, 3 canadienses y otros 3 indios, una profesora mexicana, dos jordanas y una marroquí, y hasta 17 estadounidenses. Sin embargo, todos ellos comparten una serie de características: innovación, creatividad y capacidad de liderazgo.

 

global teacher prize

Entre los aspirantes a ser el mejor profesor del mundo no hay ningún finlandés, coreano o singapurense. Tampoco aparecen japoneses ni polacos, todos ellos países muy bien situados en el Informe PISA de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, que cada tres años fija un ránking con los mejores sistemas educativos.

Al contrario, prácticamente el 50% de los nominados al Global Teacher Prize proceden de países con una estructura escolar frágil, (entre ellos, 6 africanos, 2 centroamericanos y 11 asiáticos). Además, buena parte de los docentes de países considerados desarrollados que optan al galardón lo hacen en condiciones cuanto menos singulares, en escuelas de alta complejidad o con recursos menguantes, lo cual demuestra que muchas veces la falta de medios agudiza el ingenio y supone un buen entorno para poner en marcha ideas novedosas y proyectos educativos innovadores.

Este es el caso del español César Bona, que también aspira al premio. Este docente empezó su trayectoria en un colegio de una zona degradada de Zaragoza, la escuela Fernando el Católico, en el Barrio Oliver, con un grupo de alumnos de 10 años y de varias nacionalidades, entre los que había chicos y chicas que aún no sabían leer. Posteriormente, pasó a hacerse cargo de la escuela rural de Bureta, también en Zaragoza, donde se encontró con una única clase de solo seis estudiantes de distintas edades, amenazada de cierre desde hacía años.

«La innovación, por definición, suele encontrar terreno abonado en las periferias del sistema. Los innovadores, además de tener una madera particular, suelen ser personas que asumen riesgos en condiciones no siempre favorables», constata el experto en educación Ismael Palacín, director de la fundación Jaume Bofill, una entidad dedicada al análisis de los sistemas educativos y las nuevas pedagogías.

La clave se encuentra en aprovechar al máximo el entorno

En la lista de aspirantes al Nobel de la docencia se encuentra también el holandés Jelmer Evers, que imparte clases de Historia en una Universidad de Utrecht, y que ha ideado un método para motivar a sus alumnos a través de las nuevas tecnologías.

Otro caso interesante es el de la profesora alemana Mareike Hachemer, la cual ha puesto en marcha un innovador sistema de enseñanza del inglés haciendo uso del teatro en una escuela técnica.

«El docente innovador debe de ser también una persona con una visión muy colaborativa, no se limita a trabajar dentro del aula, sino que sabe usar lo que le ofrece su entorno para implicar a sus estudiantes», añade Palacín.

Para Enric Roca, profesor de Pedagogía Sistemática y Social en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), lo importante es lograr adaptase al entorno, ya que «en realidad, puede haber innovación en cualquier aula, en cualquier colegio».

Para Roca el problema de la innovación educativa en España es que no está sistematizada y depende demasiado de los esfuerzos individuales: «Demasiadas veces ocurre que, en cuanto el profesor innovador se va del colegio o en cuanto cambia el grupo de maestros de ese centro, las prácticas innovadoras desaparecen".

Roca aprovecha para lanzar un mensaje a las administraciones: «deberían vincular innovación a evaluación. Tenemos tendencia a poner en marcha nuevos modelos pedagógicos sin analizar previamente cómo están funcionando los actuales».

Estaremos atentos a la evolución de estos premios, que sirven para motivar y ayudar a muchos maestros que, muchas veces en condiciones de trabajo complicadas y con escasos medios, intentan aplicar estrategias de enseñanza diferentes e innovadoras. En muchas ocasiones, teniendo que avanzar a contracorriente de las rutinas y sistemas de trabajo implantadas desde hace tiempo en los centros educativos donde realizan su labor docente diaria.