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Educación

La sociabilización en el aula de los niños con autismo

Equipo de Expertos en Educación

Los trastornos del desarrollo social son uno de los principales rasgos que caracterizan a los niños con trastorno de espectro autista (TEA). Todos los estudios clínicos desvelan que el déficit en el campo de las habilidades sociales tiene una importancia de primer orden en las personas afectadas de autismo, no sólo porque les impide interactuar adecuadamente con los demás, sino también porque este problema les va a afectar negativamente en su aprendizaje y comportamiento a todos los niveles.

Los problemas sociales en los niños autistas

Es importante desechar la idea, por ser totalmente falsa, de que todos los chicos afectados de autismo tienen un desinterés absoluto por todo lo social. Algunos niños con TEA son bastante sociables y el sujeto totalmente pasivo, solitario y completamente replegado en sí mismo únicamente es característico de un extremo del espectro autista.

Lo que sí es una característica común en los niños autistas es la ausencia de una búsqueda de forma espontánea de las interacciones sociales, por lo que siempre va a ser necesario motivarles y animarles a integrarse en las actividades y juegos colectivos desde el aula y el entorno familiar. El nivel de respuesta posterior dependerá del grado y tipología de espectro autista que presente el niño.

No obstante, sí pueden identificarse una serie de rasgos típicos y comunes en el desarrollo de los niños con autismo, aunque con importantes diferencias en su grado o intensidad:

  • Los niños autistas menores de 5 años muestran una notable falta de aptitud para distinguir a los padres de los demás adultos, confusión que en algunos casos se extiende a los humanos y los objetos inanimados.
  • No suelen desarrollar una relación emocional especial con algún compañero, cosa que sí hacen el resto de niños.
  • Anomalías en la comunicación verbal, no verbal y en los contactos físicos.
  • A partir de los 5 años las anomalías flagrantes tienden a diluirse pero, por el contrario, continúan los signos de distanciamiento social: baja o nula interacción social, ausencia de juegos colectivos, grande períodos de inactividad, largas e intensas actividades ritualistas, incapacidad para hacer amigos y falta de empatía.

 

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¿Cómo se puede potenciar las relaciones sociales desde la escuela?

Desde la etapa de Educación Infantil, el maestro que cuenta en su aula con algún alumno diagnosticado puede ir enseñándole lo que significa y la gran importancia de la relación con los otros, así como la expresión de sus propios sentimientos mediante las siguientes acciones:

  • Proporcionarles feedback. Es decir, devolverle información tanto al niño autista como al resto de la clase sobre las acciones realizadas por el niño afectado y ponerles nombre a sus acciones. De esta forma, se anima a sus compañeros a interactuar con él y darse cuenta de sus emociones.

El maestro deber recordar y hacer ver a los otros niños de la clase que aunque a los afectados de TEA les cueste mucho mostrar sus sentimientos no quiere decir que no los tenga. Por ejemplo, cuando un niño autista se hace daño sufre como los demás, aunque no suela expresarlo

  • Favorecer el contacto directo con sus compañeros animándole a que participe en juegos didácticos, tareas compartidas por turnos o colaborativas, decorar la clase en las fiestas señaladas, etc.
  • Priorizar la mejora de sus habilidades sociales y la potenciación de las relaciones personales sobre el rendimiento académico.

El principal rol del maestro es el de ejercer de mediador entre el niño con TEA y su compañeros en el aula, concienciado a el resto de alumnos de la necesidad de aceptarlo como es y de la gran oportunidad que tienen de ayudarle interactuando y comunicándose con él.