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Educación

Alternativas de educación en niños con retraso mental moderado

Equipo de Expertos en Educación

Se consideran alumnos con retraso mental moderado aquellos que tienen un coeficiente intelectual comprendido entre los 35 y 55. Por regla general, estos chicos y chicas desarrollan las habilidades necesarias para comunicarse y tienen una coordinación motora aceptable. Sus  capacidades académicas, no obstante, son limitadas, pero con la metodología y los apoyos adecuados pueden alcanzar un buen nivel de competencias y tener una progresión satisfactoria. A diferencia de los niños con retraso mental leve, las personas con trastornos de su capacidad intelectual de carácter  moderado muestran problemas importantes para cuidarse por sí mismos y, en la mayor parte de los casos, tienen una etiología física aparente. En cualquier caso, la mayoría de estos alumnos pueden escolarizarse en el aula ordinaria, aunque precisan de una mayor adaptación de las condiciones de aprendizaje, incluyendo: profesores de refuerzo y apoyo y profesionales especializados (psicopedagogos, maestros en educación especial, logopedas, etc.), así como una adaptación curricular individualizada. La principal característica de este tipo de alumnos es que tienen un desarrollo más lento que el resto de compañeros, lo que les conduce a unas dificultades de aprendizaje que requieren de mayor ayuda, en forma y cantidad, al resto de alumnos.

La adaptación curricular de los chicos con retraso mental moderado

Estos niños y niñas tienen, obviamente, unas necesidades educativas especiales (NEE), que por su intensidad y características no pueden ser satisfechas a partir del currículo ordinario, por lo que éste debe ser adaptado con una serie de modificaciones de diverso alcance, algunas de ellas de carácter temporal y otras permanentes.

retraso mental moderado

El proceso de elaboración de las adaptaciones curriculares de estos chicos ha de configurarse en base a una estrategia flexible, global y dinámica que tenga en consideración una serie de criterios básicos:

  • La adaptación curricular debe basarse en una amplia y exhaustiva evaluación psicopedagógica de cada alumno.
  • Se debe tener en cuenta el contexto particular en el que se lleva a cabo el proceso de enseñanza-aprendizaje de cada chico.
  • Ha de procurarse que las adaptaciones sean lo menos significativas posibles, con el fin de integrar a todos los alumnos dentro de un tronco común de conocimientos y competencias.
  • Es muy recomendable que las condiciones de la adaptación sean recogidas por escrito.

 

La importancia de la adaptación de recursos

En la integración escolar de este tipo de alumnos no se debe perder de vista que sus dificultades no afectan sólo al aprendizaje, sino que se hacen patentes también en las esferas cognitiva, comunicativa y social. Esto obliga a la implantación en el centro ordinario de diferentes recursos, tanto a nivel de materiales como de recursos humanos.

Recursos materiales

En lo que respecto al ámbito de los materias, éstas deben adecuarse a los contenidos individualizados que puedan precisar este tipo de alumnos y a las  actividades especiales. Para conseguir el éxito educativo es muy importante poner mucha atención en la adaptación de los recursos cotidianos, es decir, esos objetos básicos en el día a día escolar: ábacos, miniaturas, puzles, juegos de construcción, etc. El equipo docente debe ser especialmente cuidadoso en la selección y elaboración de los materiales curriculares que se vayan a utilizar, buscando un equilibrio y coherencia entre las necesidades individuales de cada niño o niña, el uso que puedan dar a esos materiales el resto de la clase y la coherencia con la metodología a utilizar. Algunos consejos a la hora de elegir el material son:

  • Elegir objetos que potencien todos los canales sensoriales funcionales.
  • Valorar que faciliten la atención y motivación.
  • Incluir recursos comunicativos.
  • Utilizar también recursos TICs (Tecnologías de la Información y la Comunicación), por su comprobada eficacia y gran aceptación por parte de los alumnos.

Recursos personales

La estrategia educativa ideal para cubrir las necesidades de los alumnos con trastorno del desarrollo intelectual es proporcionar una cierta formación básica a todo el profesorado, formación que debe ser coordinada por un maestro especializado en Educación Especial. Es importante que todos los profesores tengan el apoyo adecuado y un referente al que acudir para resolver dudas y recibir consejos. Otro profesional muy importante en la formación de estos niños y niñas es un maestro especializado de Audición y Lenguaje, con las funciones de evaluar y desarrollar las capacidades comunicativas de estos alumnos.

La clave se encuentra en el uso de la estrategia metodológica adecuada

Como hemos comentado, la alternativa educacional más acertada para estos alumnos es, en la inmensa mayoría de casos, la escolarización en el aula ordinaria. La experiencia demuestra que, si se desarrollan las estrategias metodológicas y las actividades específicas idóneas, los chicos con retraso mental medio o moderado acaban logrando, en un alto porcentaje, el acceso a la mayoría de objetivos y contenidos definidos y programados. Por lo tanto, la clave del éxito no se encuentra únicamente en la escolarización, sino también en la sociabilización e integración de estos muchachos y muchachas y en la utilización de una metodología adecuada a su ritmo de aprendizaje. La adecuación muchas veces consiste, sobre todo,  en cambios en la temporalización y orden de los contenidos, priorizando aspectos como las competencias comunicativas del lenguaje, la lectoescritura y los objetivos más funcionales del área de las matemáticas y el cálculo, además de factores relativos a la socialización y la adquisición de hábitos básicos de cmportamiento. También es aconsejable realizar modificaciones en aspectos organizativos como los agrupamientos de alumnos, tratando de favorecer una mayor integración. Por otro lado, cabe mencionar que los criterios de evaluación también pueden, y en muchos casos resulta necesario, adaptarse del mismo modo que se hace con los  objetivos y contenidos. Si es preciso, no deben ponerse reparos a la utilización de técnicas, procedimientos e instrumentos de evaluación que sean distintos a los de la mayoría de compañeros de la clase. Como ocurre con los objetivos educativos y las competencias,  los criterios de evaluación deben también adecuarse a las circunstancias diferenciales de cada individuo, en coherencia con los planes y filosofía de  la inclusión educativa.