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Ciencias de la Salud

Trastorno histriónico de la personalidad: la emotividad llevada al exceso

Equipo de Expertos en Ciencias de la Salud

Todos, en alguna ocasión, nos hemos encontrado a una persona muy exagerada en sus reacciones que parece que está actuando y que tiene una emotividad excesiva. Se puede tratar del trastorno histriónico de la personalidad.

A las personas con este tipo de personalidad les gusta llamar la atención, ser protagonistas y actúan de forma muy dramática y teatral. Algunos de los síntomas característicos de este trastorno son los siguientes:

  • Son personas muy seductoras.
  • Se dejan influir fácilmente por otras personas.
  • Se preocupan mucho por su apariencia física.
  • No les gusta ser criticados por otras personas.
  • Buscan constantemente la aprobación de los demás.
  • Tienen una tolerancia muy baja ante la frustración y no soportan que las cosas no salgan como esperan.
  • Sus emociones son muy cambiantes y pueden pasar rápidamente de la risa al llanto y al enfado.
  • Tienden a culpar a los demás de sus fracasos.

En el momento en que estos rasgos se dan de forma crónica puede darse el denominado trastorno histriónico de la personalidad.

 

¿Qué causas tiene el trastorno histriónico de la personalidad?

Las causas de este tipo de trastorno pueden ser:

  • Una infancia con unos padres muy ausentes de la vida del niño.
  • Trato poco atento por parte de los padres durante la niñez.
  • Algún tipo de abuso psicológico.
  • Ser objeto de humillaciones por parte de los padres, familiares o amigos.
  • Haber tenido una educación en la que no existían límites.

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Estas causas se pueden dar junto con otros factores que influyan de forma negativa en el trastorno histriónico de la personalidad como la baja autoestima, la insatisfacción con el propio físico o la inseguridad.

 

¿Qué se puede hacer ante una persona histriónica?

En estos casos es aconsejable acudir a un terapeuta que observe al paciente, hable con él y diagnostique el trastorno. Se trata de personas que tienen que aprender a:

  • Ver la realidad tal y como es, para bien y para mal y aceptarla. Si ocultamos lo que sucede por miedo a la reacción que pueda tener la persona que padece el trastorno podemos influir negativamente y reforzar sus conductas.
  • Tener límites. Ante una personalidad histriónica no es bueno dejar que haga lo que quiera, sino que es importante poner límites y hacernos respetar.
  • No manipular a los demás. La seducción que utilizan las personas con trastorno histriónico de la personalidad les ayuda a manipular a los que tienen alrededor. Es importante ayudarles, no entrando en el juego y no permitiendo que nos manipule.
  • Reforzar sus comportamientos positivos. Una persona histriónica puede tener momentos en los que se comporte como una persona adulta y es justo en esos momentos cuando necesitará que le reforcemos, que le recordemos que está actuando correctamente.

 

No podemos olvidar que una persona histriónica tiene un problema que se puede solucionar y, por lo tanto, debemos respetarla, actuar con cautela y no alterar sus emociones.