metacognición
Educación

Qué es la metacognición y por qué es tan importante en la educación

Equipo de Expertos en Educación

Metacognición es un término que se utiliza con mucha frecuencia en áreas como la pedagogía o la psicología. Hay personas que desconocen qué es y otras que, sabiendo su significado, piensan que es una capacidad exclusiva del ser humano. No obstante, muchos expertos afirman que hay animales que realizan procesos similares.

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¿Qué es la metacognición?

La metacognición es la capacidad de pensar en el propio pensamiento. Es decir, los procesos que empleamos tanto para planificar como para evaluar la comprensión de nosotros mismos. Se trata de una forma mediante la que analizamos nuestro propio pensamiento con una conciencia crítica.

Todo esto implica que seamos capaces de entender por qué nos comportamos de una determinada manera y valorar si lo hacemos bien o mal. Así, actuaremos correctamente la próxima vez que se presente una situación parecida a la que hemos vivido. Por eso, esta aptitud incluye una parte importante de autocrítica y aprendizaje.

Los primeros estudios sobre qué es la metacognición datan de los años 70 del siglo XX. John Flavell fue pionero en emplear este término. En sus estudios, llegó a la conclusión de que si queremos corregir errores, las personas necesitamos alcanzar un nivel de pensamiento superior. De esta manera, podremos implementar ciertas estrategias que nos ayuden a ejecutar las tareas mejor la próxima vez que se nos presenten.

Aunque no nos damos cuenta, este proceso lo llevamos a cabo con mucha asiduidad en nuestro día a día. Decidir la compra entre dos libros porque nos va a gustar más o menos o pensar si tenemos claro la connotación de un término son buenos ejemplos de metacognición y su significado.

Componentes que integran la metacognición

Este concepto está formado, esencialmente, por tres componentes principales.

El conocimiento

Se trata de ser conscientes de cómo procesamos toda la información que nos rodea, cómo aprendemos y la manera que vamos a emplear para conocer algo nuevo.

Supongamos que queremos superar un curso pedagógico sobre un determinado tema. En primer lugar, pensaremos si seremos capaces de realizarlo en el tiempo que se nos ha marcado. Una vez que tenemos claro este primer aspecto, comenzaremos a hacernos preguntas del estilo: ¿Qué información tengo a mi alcance que me ayude a lograr el objetivo? ¿Cuándo tendré todo lo que necesito a mi disposición? Dicho en otras palabras, un proceso de aprendizaje en el que empezaremos a desarrollar toda la información en nuestra mente.

Por último, una vez que obtengamos las respuestas que buscábamos, comenzaremos a buscar soluciones. Si consideramos que no tenemos suficiente información a mano, recurriremos a manuales o libros que nos ayuden, acudiremos a un profesor particular, etc.

La experiencia

Sentir emociones para obtener conocimiento es fundamental. Aunque tengamos claro el método que vamos a emplear para afrontar una determinada situación, hasta que no la vivimos, no sabemos si nuestra respuesta ha sido la más acertada o no.

Por eso, la experiencia es tan importante en este proceso, ya que nos facilita avanzar y conocernos más a nosotros mismos. Si volvemos al ejemplo anterior, una vez que consigamos terminar el curso, habremos adquirido una experiencia muy valiosa para el futuro. La próxima vez que nos enfrentemos a algo parecido, sabremos cómo actuar y qué debemos hacer para que todo salga bien y seamos capaces de afrontar los problemas que surjan.

Las estrategias

Sin darnos cuenta, ponemos en marcha determinadas estrategias que nos ayudan a alcanzar los objetivos que perseguimos. Gracias al saber y a la experiencia que hemos conseguido, las empleamos para sortear los obstáculos que vayan surgiendo.

Si seguimos con nuestro ejemplo, estas pueden ser: estudiar a una determinada hora a la que sabemos que rendimos mejor, dedicar a ello un tiempo concreto, mantener una cierta actitud, etc.

La metacognición y las estrategias de aprendizaje que ponemos en marcha son imprescindibles para actuar adecuadamente en el futuro. Si nos enfrentamos a situaciones parecidas, utilizaremos esas estrategias de manera automática, es decir, las tendremos interiorizadas porque sabemos que han dado buen resultado.

La metacognición en la psicología

Podemos llegar a la conclusión de que una persona obtiene mejores resultados al enfrentarse a una prueba concreta si ha visualizado cómo debe hacerlo y aplica las técnicas adecuadas. Cuando una persona no realiza este análisis y no tiene en cuenta sus habilidades, es probable que no sea capaz de superar esa prueba. Por lo tanto, es imprescindible tener conocimiento sobre nuestros propios procesos cognitivos.

Si somos conscientes de las habilidades y conocimientos que tenemos, nos facilitará la ejecución de acciones que sabemos que van a salir bien. Y no solo eso, sino que podremos promover nuestro aprendizaje.

Esta capacidad puede resultar fundamental para superar etapas duras relacionadas con estados emocionales. La ansiedad, la depresión o el estrés que sentimos en determinadas ocasiones están relacionados con que nuestro cerebro no es capaz de controlar situaciones o de buscarles solución.

Si utilizamos la metacognición en la psicología, empezaremos a analizar por qué actúa así la mente y buscaremos la manera de darle la vuelta a la situación. Es más, cuando una persona sufre este tipo de problemas y los supera, en el futuro, si vuelve a ocurrirle algo parecido, conocerá qué estrategias utilizar para superarlos. Es decir, habrá adquirido conocimientos sobre cómo se comporta su propia mente y sabrá qué debe hacer para que todo marche bien en esas situaciones.

La metacognición en la educación

Existen diferentes problemas relacionados con la pedagogía y la educación de los niños que se pueden resolver mediante técnicas cognitivas. A continuación, veremos algunos de ellos:

  • Disortografía. Por lo general, este trastorno no tiene mucha importancia, aunque, en ocasiones, se dan casos de diversa gravedad. Es una alteración del lenguaje escrito, es decir, el pequeño lee y se expresa bien, sin embargo, su escritura y ortografía no son correctas. En estas situaciones, las técnicas metacognitivas pueden hacer que desde que aparezca la disortografía, ellos mismos se den cuenta de lo que les ocurre y, con ayuda de profesionales, adopten diferentes estrategias para mejorarla.
  • Discalculia. Se trata de una discapacidad que presentan algunos niños a la hora resolver problemas matemáticos y todo lo que tenga que ver con operaciones con números. Al igual que en el caso anterior, mediante la metacognición, el niño puede adquirir determinadas metodologías para que le sea más fácil hacer estas operaciones. Para lograrlo, es importante que se den cuenta de lo que les ocurre, ya que, de esta manera, comenzarán a adoptar estrategias para superar esta limitación de aprendizaje.
  • Dislexia. Este problema, que se manifiesta en la infancia, puede durar toda la vida. Se define como la dificultad a la hora de leer y suele darse en personas que no reconocen bien las palabras, así como para identificar los sonidos del habla. Las técnicas metacognitivas, en estos casos, también pueden conseguir que un disléxico aplique ciertos hábitos que hagan su lectura más fluida.

La importancia de la metacognición para los alumnos

Es fundamental que esta técnica se les vaya mostrando a los niños desde que son pequeños. Aunque sea de manera inconsciente, irán adquiriendo mecanismos que les harán avanzar en su educación y en la propia vida.

Por este motivo, resulta tan importante que interactúen en las aulas y que los profesores les hagan preguntas en lugar de ofrecerles respuestas continuamente. Ellos deben encontrar la solución a los problemas y comprender por qué lo hacen. En ese sentido, la evaluación psicopedagógica es imprescindible, no solo es importante enseñarles, sino mostrarles por qué.

Cuando son algo más mayores, estas técnicas son muy útiles para que comiencen a tener claro a qué quieren dedicar su futuro. Les mostrarán qué es aquello que se les da mejor y se darán cuenta ellos mismos de cuáles son los conocimientos que deben explotar.

De hecho, los alumnos reflexivos y dispuestos a aprender siempre adquirirán más conocimientos que otros que solo se dediquen a escuchar al profesor sin sacar sus propias conclusiones. Por tal razón, es necesario inculcarles desde pequeños que no deben hacer las cosas porque sí, pues todo tiene un motivo. De esta manera, le darán más relevancia a la educación y a lo que dicen los profesores, ya que encontrarán soluciones a problemas gracias a las herramientas que les están proporcionando.

Otra cuestión importante a considerar es que todo esto debe verse reforzado una vez que los niños llegan a casa. De nada serviría que en el colegio o instituto se apliquen estas técnicas si luego los padres no contribuyen a que los niños adquieran esa responsabilidad de aprendizaje. Han de ser conscientes que gracias a los que se les enseña, ellos son capaces de encontrar soluciones a problemas cotidianos de la vida.

En definitiva, la metacognición es una capacidad innata que nos ayuda a pensar sobre nuestros propios conocimientos. Por ello, su inculcación en edades tempranas resulta tan beneficiosa, ya que ayuda a prevenir o modificar ciertas disfunciones, además de otorgar herramientas de desarrollo personal muy efectivas. En la Universidad Internacional de Valencia ofrecemos más 80 títulos distintos totalmente online, entre ellos, masters en educación que profundizan sobre las técnicas metacognitivas. ¡Entra en nuestra página web y consúltalos!

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