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Ciencias de la Salud

Todas las claves de la enfermedad de Parkinson

Equipo de Expertos en Ciencias de la Salud

La enfermedad de Parkinson presenta rasgos distintivos de un paciente a otro. Por ello, te aconsejamos que estudies en qué consiste y cuáles son sus primeros síntomas. Al mismo tiempo, es imprescindible que conozcas cuáles son los tratamientos disponibles para mejorar la calidad de vida de quien la padece. La razón es que las investigaciones científicas en Neurología avanzan a gran velocidad y es muy oportuno estar al tanto de los últimos tratamientos.

¿Qué es el párkinson?

A la hora de definir qué es el parkinson debemos remontarnos a 1817. En ese año, James Parkinson, un médico británico, descubrió una dolencia neurodegenerativa, que es ya la segunda más habitual tras el alzhéimer. Consiste en un desorden neurológico en las células cerebrales que generan la dopamina. La razón es porque la ausencia de este neurotransmisor genera problemas motores y cognitivos. La incidencia de la enfermedad aumenta a partir de los 50 años y su prevalencia no hace distinción por sexos, afectando de forma similar a hombres y mujeres.

El párkinson y sus síntomas

El binomio parkinson y síntomas es una de las claves para conseguir un diagnóstico precoz. Es conveniente que prestes atención a los siguientes cambios físicos y cognitivos:

  • Sacudidas rítmicas. Constituyen uno de los rasgos distintivos de la enfermedad. Es frecuente que los temblores comiencen en la mano o en los dedos. En ocasiones, el pulgar y el índice se frotan de un punto a otro. Además, el síntoma aparece cuando el paciente está en reposo y puede atenuarse cuando realiza una tarea.
  • Bradicinesia. Es el nombre técnico de la ralentización de los movimientos. A causa de ella, la persona no puede afrontar sus tareas habituales con normalidad y tarda mucho más tiempo en ejecutarlas. Al caminar, los pasos son más cortos y se arrastran los pies. También experimenta dificultades para levantarse de una silla o de la cama.
  • Rigidez muscular. Implica dolor y una seria limitación de los movimientos cotidianos.
  • Deterioro progresivo del equilibrio y de la postura. La persona enferma tiende a encorvarse y podría caerse o tener serios problemas para mantener el equilibrio.
  • Pérdida de automaticidad de movimientos básicos, como el parpadeo o la sonrisa.
  • Cambios en la forma de hablar. Disminuye el volumen, se habla más rápidamente y el discurso es monocorde.
  • Complicaciones para escribir. Cada vez es más complicado hacerlo e, incluso, la propia letra se vuelve ininteligible.

Las fases de la enfermedad de Parkinson

El diagnóstico precoz es fundamental para evitar que la calidad de vida del paciente empeore. La dolencia presenta cinco fases.

Fase I

Tanto la persona afectada como sus familiares comienzan a apreciar cambios a la hora de andar y aprecian la existencia de temblores. Por otro lado, la sensación de rigidez muscular es creciente y genera molestias e incomodidad a la hora de realizar cualquier movimiento.

Fase II

La enfermedad comienza a afectar a ambos lados del cuerpo. El equilibrio falla, la persona no puede andar con normalidad y aumenta la bradicinesia. En este momento, el paciente es más consciente de su situación y debe solicitar la valoración de un especialista. Se recomienda ponerse en manos de un neurólogo para que lleve a cabo las pruebas pertinentes.

Fase III

En esta fase, el afectado no camina recto y se inclina hacia delante. Por otro lado, la lentitud de movimientos va de la mano de serios problemas para mantener el equilibrio en cualquier situación. Su deterioro comienza a afectar a la ejecución de las tareas cotidianas de un modo más severo.

Fase IV

El aumento de la intensidad de los síntomas de las fases anteriores se une a la necesidad de contar con ayuda para cualquier tipo de actividad. La razón es porque la dificultad para moverse es cada vez mayor y el organismo no responde correctamente a los estímulos.

Fase V

El paciente está totalmente inmóvil y necesita atención constante al ser incapaz de realizar cualquier tipo de tarea. Así, queda incapacitado para tener una autonomía mínima, como para ir al baño, comer o levantarse de la cama.

El tratamiento del párkinson

Resulta cada vez más esperanzador hablar de la enfermedad de Parkinson y de su tratamiento. Hasta hace algunos años, se consideraba incurable y sus síntomas se atenuaban gracias a la farmacología:

  • Fármacos con dopamina. El organismo recibía de forma externa los neurotransmisores que no generaba de forma natural.
  • Otros fármacos: La ASBI (apomorfina en infusión subcutánea) también han demostrado su valía o la IDL (bomba de infusión duodenal continua con carbidopa y levodopa).
  • La estimulación cerebral profunda (ECP). Es recomendable cuando las complicaciones motoras aumentan o no disminuyen con los fármacos.
  • La cirugía. Solo era útil en casos muy concretos e implicaba la inserción de un dispositivo en el cerebro que emitía una ligera descarga. Así, se evitaba el temblor y se intentaba mejorar la movilidad.
  • Los tratamientos centrados en otro tipo de síntomas. El paciente puede sufrir de insomnio, estreñimiento, ansiedad, fatiga, demencia y depresión. Estos tratamientos, si bien no curan, mejoran su calidad de vida.
  • La terapia no farmacológica. Se incidía en lo positivo de llevar una dieta sana y de hacer ejercicio de forma periódica para combatir los síntomas. Hay casos en los que el uso de la acupuntura ha contribuido al alivio de algunos síntomas.

Aunque fueron recursos útiles, las nuevas alternativas han confirmado una mejora de los resultados. Así, un estudio de 2017 avala que las aplicaciones para teléfonos móviles ayudan a especialistas y a enfermos a controlar la enfermedad. Se clasifican en los siguientes grupos:

  • De información. Son las que ofrecen toda la información posible a los especialistas, los pacientes, los cuidadores y los familiares.
  • De valoración. Ayudan a evaluar cómo se encuentra el enfermo y el progreso de la enfermedad. En otros términos, facilitan el control exhaustivo de los síntomas para elegir el tratamiento más adecuado.
  • De tratamiento. Ofrecen pautas para el tratamiento farmacológico o neurorrehabilitador. Así, puede tratarse de ejercicios físicos, de rehabilitación cognitiva o el trabajo con un logopeda, por citar algunos ejemplos.

Fue en 2021 cuando Upadhya y Shetty publicaron un estudio sobre el uso de vehículos extracelulares para tratar la enfermedad. La teoría consiste en el empleo de vehículos eléctricos generados a partir de células madre. Cada vehículo está fortalecido con ARNm o miARN. Además, incorporan proteínas únicas para fomentar la regeneración de los tejidos.

Se trata de una técnica similar a la que se emplea en otras enfermedades en las que se buscan células diana para aplicar el tratamiento exclusivamente sobre ellas.

La incidencia del párkinson en España

Los datos son cada vez más alarmantes y el crecimiento de la incidencia de la enfermedad es cada vez mayor:

  • La cifra de enfermos de párkinson en España se sitúa entre los 120 000 y los 150 000.
  • Al año, se diagnostican 10 000 casos nuevos.
  • Un 70 % de los pacientes tiene más de 65 años, aunque el 15 % tiene menos de 50.
  • El tiempo de diagnóstico está entre uno y tres años. Es frecuente que el médico opine que el paciente tiene otra enfermedad.
  • La primera manifestación suele ser la depresión. Al mismo tiempo, hay otros síntomas previos a los musculares. Nos referimos al estreñimiento, los cambios en el olfato y el trastorno del sueño REM.
  • Entre el 20 y el 25 % de los pacientes no requieren un ingreso en el hospital.

Por otra parte, la investigación añade porcentajes de enorme interés en lo que respecta a los síntomas que padece el enfermo:

  • Un 80 % de los pacientes tiene estreñimiento.
  • Un 75 % pierde saliva involuntariamente.
  • Un 90 % presenta problemas de insomnio.
  • Entre un 30 y un 40 % no tiembla.

En consecuencia, podemos deducir que son los propios síntomas, que encajan con otras dolencias, los que terminan enmascarando el diagnóstico real. Por ello, se estima oportuno afrontar el estudio de cada persona de manera conjunta. Cualquier síntoma que suponga un cambio ha de conectarse con otros similares para que el diagnóstico sea lo más certero posible.

Asimismo, es importante destacar que el ingreso hospitalario genera el empeoramiento de los síntomas en un 21 % de los afectados. El 33 % de los pacientes ingresados tuvo un pronóstico más complicado y el 26 % no recibió el tratamiento correcto.

Ante semejantes datos, urge que la especialización en la enfermedad sea un hecho que se traduzca en un diagnóstico más eficaz. Con los tratamientos que están en pleno desarrollo y las posibilidades de mejora de calidad de vida, el futuro de los enfermos es más optimista.

En definitiva, la investigación se centra en determinar tanto las causas reales como la posibilidad de identificar los síntomas a tiempo. Por ello, tanto el paciente como sus familiares han de actuar lo antes posible en caso de detectar cualquier tipo de anomalía. La enfermedad de Parkinson puede convertirse en una cuyos síntomas se controlen cada vez mejor. De la comunidad médica y de los afectados dependerá que las medidas que se tomen ofrezcan los resultados deseados. Todo sea por mejorar la calidad de vida y el futuro de cada persona afectada por una dolencia cuya incidencia no deja de aumentar. Es un momento apasionante para especializarte en este síndrome. No dejes de ver nuestros cursos y apúntate al que más te convenga.