Dra. Diana Ribes VIU
Expertos VIU

Expertos VIU | Enfermedad de Alzheimer: Estrategias preventivas que podemos adoptar ya

 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala la Enfermedad de Alzheimer como el origen del 60-70% de todas las demencias, convirtiéndola en la primera causa de este tipo de alteración cerebral a nivel mundial. El alzhéimer, como lo señala la experta de VIU, Dra. Beatriz Valles-González es “una patología neurodegenerativa del sistema nervioso central caracterizada por la muerte neuronal progresiva en ciertas zonas del cerebro, provocada por la alteración de la síntesis de algunas proteínas.” Esto tiene como consecuencia “una sintomatología diversa que incluye los trastornos en la memoria reciente o en la memoria de trabajo, depresión, cambios bruscos del humor y alteraciones importantes en la función lingüística y en las funciones de masticación y de deglución.

Para dimensionar la prevalencia de la enfermedad, un ejemplo: la Sociedad Española de Neurología (SEN) estima que 8 de cada 10 casos de alzhéimer leves aún están sin diagnosticar. Una cifra que impresiona y que recalca la importancia de la detección precoz de la enfermedad, con el fin de ralentizar lo más posible su avance y ofrecer unas mejores expectativas y calidad de vida a los y las afectados/as.

Las primeras etapas de la Enfermedad de Alzheimer se caracterizan por “la tendencia al olvido, la pérdida de la noción del tiempo o la desubicación espacial, también en lugares conocidos” explica la Dra. Diana Ribes, psicóloga, doctora en Neurotoxicología y Psicofarmacología y docente del Máster Oficial en Neuropsicología de VIU.

Aunque el alzhéimer afecta de forma mayoritaria a personas cuya edad supera los 65 años, también puede presentarse en adultos mayores de 40. Además, según señala la Dra. Ribes “teniendo en cuenta el progresivo envejecimiento poblacional y el incremento de la esperanza de vida, prevemos que el número de casos diagnosticados aumente durante las próximas décadas”.

Respecto a las causas de la enfermedad, la experta de VIU señala que “Los hallazgos científicos han permitido identificar algunos factores de riesgo asociados a la patología, como la edad y factores genéticos; pero también otros factores demográficos como la escolaridad, médicos, psicológicos y relacionados con el estilo de vida que es a los que más atención debemos prestar”.

Por ello, y con el fin de poder adoptar hábitos y conductas que influyan sobre los factores de riesgo que podemos controlar, la Dra. Diana Ribes ha elaborado una breve guía con 7 consejos de sencilla aplicación, que nos pueden ayudar a prevenir la aparición del alzhéimer.

  1. Aumentar la reserva cognitiva. Leer, escribir, aprender idiomas, estudiar, o tocar un instrumento son algunas de las actividades que nos permiten incrementar lo que se conoce como reserva cognitiva. Este constructo neuropsicológico se refiere a la tolerancia cognitiva o psíquica frente a los cambios cerebrales fisiológicos relacionados con la edad o alguna patología, y se va configurando a lo largo de toda la vida y por ello es importante no dejar de alimentarlo nunca. La investigación indica que la reserva cognitiva retrasa la manifestación clínica de los cambios neuropatológicos característicos de la enfermedad de Alzheimer.
  2. Cuidar la alimentación. Una pauta de alimentación que se ajuste a los parámetros de la dieta mediterránea o DASH; es decir, con importante presencia de alimentos con grasa monoinsaturadas y poliinsaturados como los frutos secos, semillas, pescados azules, aguacates o el aceite de oliva, y vegetales de hojas verdes, ricas en vitamina E y B12; funciona como un importante factor de protección frente al declive cognitivo.
  3. Realizar terapias de orientación a la realidad.  En combinación con el aprendizaje de habilidades, y la estimulación de funciones cognitivas como memoria, lenguaje, praxias, cálculo y reconocimiento; ayudan a prevenir la aparición del alzhéimer, e incluso a ralentizar su avance en pacientes ya diagnosticados.
  4. Poner en práctica la estimulación cerebral. Tanto las técnicas de estimulación cerebral invasiva como la estimulación cerebral profunda, la estimulación invasiva del nervio vago, y otras; como las no invasivas como la estimulación magnética transcraneal y otras, han demostrado efectivada a la hora de mejorar la memoria y las funciones cognitivas.
  5. Controlar el estrés. Algunas técnicas y herramientas terapéuticas usadas para manejar el estrés, como la musicoterapia o el mindfulness, han mostrado ser efectivas en la mejora de la velocidad de procesamiento y la cognición (atención, memoria, función ejecutiva). Por ello, contribuyen a reducir y ralentizar el deterioro cognitivo asociado con la edad. Además, ayudan a mejorar la memoria, la calidad de vida de las personas y evitan síntomas depresivos en los pacientes con deterioro cognitivo leve.
  6. Mantener una vida social plena. Mantenerse socialmente activo en la edad adulta y mayor, no solo mejora la calidad de vida, sino que también contribuye a proteger el cerebro del deterioro cognitivo. Por lo tanto, interactuar, socializar con más personas, e incluso actividades como debatir o conversar sobre temas de actualidad, resultan altamente recomendables.
  7. Fomentar la práctica deportiva. Los múltiples beneficios del ejercicio físico han sido ampliamente demostrados por la ciencia. Pero además de los efectos favorables más conocidos (cardiovasculares, musculoesqueléticos, equilibrio, coordinación, etc.), la práctica deportiva también tiene una influencia positiva sobre nuestra salud neuronal, protegiendo al cerebro del daño vascular. Además, estudios recientes demuestran que resguarda del deterioro cognitivo y promueve la creación de nuevas neuronas en el hipocampo, una estructura clave para la formación de nuevos recuerdos y, por tanto, para tener una buena memoria reciente.
Clara Castillejo
Clara Castillejo

Equipo de Comunicación de la Universidad Internacional de Valencia.