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Expertos VIU | Patricia Marín Maicas: seguridad en el agua, consejos para disfrutar de un verano tranquilo

El verano es tiempo de playa y piscina. Las altas temperaturas convierten al agua en una de las mejores opciones para refrescarnos a la vez que pasamos un buen rato. Sin embargo, para asegurarnos que nuestra diversión acuática no se convierta en una mala experiencia, es fundamental adoptar algunas medidas básicas de seguridad.

Como nos recuerda Patricia Marín Maicas, enfermera especializada en urgencias, doctoranda en Enfermería Clínica y Comunitaria y directora de la Maestría Oficial en Cuidados de Enfermería en Urgencias y Emergencias de VIU “La prevención de los ahogamientos es una tarea multifactorial donde intervienen las políticas públicas que permiten ejecutar acciones para la disminución de los accidentes por inmersión, como por ejemplo la presencia o ausencia de socorristas o elementos de socorro, pero también a título individual, donde cada persona debe realizar una evaluación de los riesgos en el momento del baño” una idea que elabora, explicando que “Esta labor individual requiere un ejercicio de responsabilidad puesto que no se debe obviar que cualquier entorno acuático implica un riesgo y, por tanto, hay que hacer una evaluación individualizada en el momento de baño

Las palabras de Patricia Marín son reafirmadas por las cifras: según la OMS en 2019 murieron 236.000 personas por ahogamiento en todo el mundo. A nivel local, en España se estima que más de 300 personas fallecen cada año por este motivo. De hecho, acorde a los datos más recientes de la Federación de Salvamento y Socorrismo, en lo que llevamos de 2022 la cifra de personas que han muerto ahogadas asciende a 102.

“Educar en la prevención del ahogamiento debería ser una prioridad puesto que la mayoría de los ahogamientos son evitables."

Por ello, la docente y directora de máster de VIU, hace hincapié en la necesidad de que todas las personas cuenten con unos conocimientos mínimos respecto a los riesgos y medidas preventivas que presentan los entornos acuáticos.

Para comenzar, recalca la importancia de distinguir entre distintos escenariosse debería tener en cuenta si estamos en un entorno con condiciones previsibles, como las piscinas donde podemos conocer datos como la profundidad, la temperatura o los elementos de succión presentes; o imprevisibles como playas, arroyos o ríos en los que contamos con factores imprevisibles como los cambios en el oleaje, corrientes o fondos inestables”.

A esto, añade otros factores a considerar, señalando que “hay que tener en cuenta si en el entorno que nos encontramos contamos con elementos de socorro o ayuda como salvavidas o chalecos, o bien humanos como la presencia de socorristas”, añade. Además, hay que individualizar los riesgos, tomando en cuenta “si sabe nadar, si sabe flotar, si tiene una buena condición física, si es menor o si ha consumido alguna sustancia o fármaco que puede disminuir su nivel de atención”.

Para simplificar esta labor preventiva. La experta de VIU ofrece una serie de puntos de fácil aprendizaje y aplicación:

  1. Mantener una supervisión continua de menores y adolescentes. Recordar que ningún elemento de flotabilidad sustituye a la supervisión continua.
  2. Instalar barreras en las piscinas y quitar los elementos que pueden llamar la atención de los niños y provocar caídas accidentales.
  3. Evitar bañarse en entornos desconocidos como pozas o pantanos y seguir siempre las indicaciones como banderas o señalizaciones.
  4. Evitar las conductas de peligrosidad como lanzarse desde rocas o bañarse ante cualquier situación que conlleve una pérdida de nivel de conciencia, como estados de embriaguez o bajo el consumo de sustancias, por ejemplo.
  5. Prestar especial atención a elementos de riesgo como la temperatura del agua, cambios en el oleaje, aumento de corrientes o fatiga de niños y personas vulnerables a última hora de la tarde. Vale la pena recalcar esta última observación, ya que es la franja horaria en la que se producen la mayor parte de los ahogamientos.
  6. Estar atentos a posibles elementos de succión como depuradoras, corrientes, etc.
  7. Tener conocimientos básicos de resucitación cardio-pulmonar o en su defecto, activar de inmediato el Servicio de Emergencias 112 ante cualquier signo aparente de semiahogamiento o ahogamiento

 

Para concluir, Patricia Marín recalca que “Educar en la prevención del ahogamiento debería ser una prioridad puesto que la mayoría de los ahogamientos son evitables. La prevención es una tarea compleja debido a que intervienen múltiples variables, pero estas recomendaciones, en coherencia con directrices de la OMS y la campaña “Ojo peque al agua”, pueden ayudar a evitar este tipo de situaciones”.

Clara Castillejo
Clara Castillejo

Equipo de Comunicación de la Universidad Internacional de Valencia.