
La clave para el bienestar infantil: La importancia de la comunicación con el paciente pediátrico
En el mundo de la medicina, la comunicación efectiva es crucial. Sin embargo, cuando el paciente es un niño, esta habilidad no solo es importante, sino vital. La comunicación con el paciente pediátrico es una disciplina que va mucho más allá de transmitir información; se trata de construir una relación de confianza, reducir el miedo y la ansiedad, y empoderar al niño y a su familia en el proceso de atención médica.
Un artículo optimizado sobre este tema debe abordar no solo la teoría, sino también la práctica, ofreciendo valor tanto a profesionales de la salud como a padres y cuidadores.
¿Por qué es tan importante hablar con los niños?
La pediatría no es solo tratar enfermedades, es entender a la persona en desarrollo que es un niño. Una mala comunicación puede generar desconfianza, miedo a las consultas y falta de cooperación, lo que dificulta un diagnóstico preciso y un tratamiento exitoso.
Por otro lado, una comunicación eficaz en pediatría trae consigo múltiples beneficios:
- Mayor adherencia al tratamiento: Cuando un niño entiende (a su nivel) por qué necesita un medicamento o un procedimiento, es mucho más probable que colabore.
- Reducción del miedo y la ansiedad: Al explicar los procedimientos de forma sencilla y honesta, se mitigan los miedos irracionales y se crea un ambiente de seguridad.
- Empoderamiento del paciente: Respetar la opinión del niño y permitirle participar en las decisiones (siempre que sea apropiado para su edad) refuerza su autoestima y su sentido de control sobre su propio cuerpo.
- Mejor relación con la familia: La comunicación con los padres es fundamental. Al incluirlos y mantenerlos informados, se crea un equipo de cuidado sólido y confiable.
Particularidades del paciente pediátrico
Los pediatras atienden a pacientes desde los 0 años hasta llegar a la adolescencia. En esa etapa se da el desarrollo del cuerpo y de la persona, por lo que el especialista puede encontrarse con pacientes con capacidades cognitivas muy diferentes.
En el caso de un bebé es imposible explicarle nada sobre su salud porque no lo va a entender. Sin embargo, cuando se trata de niños a partir de los 6 o 7 años, ya es recomendable que estén informados sobre lo que les ocurre (dentro de lo que su madurez permita) y cómo va a ser el tratamiento o qué pruebas van a realizarse.
Si el paciente es ya un adolescente, la comunicación puede ser mucho más fluida, pero siempre teniendo en cuenta que no se trata de un adulto y hay cosas que puede tener más dificultades para entender.
Además, no hay que perder de vista que el paciente pediátrico es un menor de edad. En consecuencia, la comunicación del personal sanitario no solo se llevará a cabo con el propio paciente sino también con sus responsables legales.
Técnicas clave para una comunicación pediátrica efectiva
La comunicación con los niños no es unidireccional. Implica un conjunto de habilidades que se adaptan a la edad, madurez y personalidad de cada niño. Aquí tienes algunas técnicas esenciales:
1. Hablar su idioma: el lenguaje simple y directo
Evitar los tecnicismos médicos. Usar palabras sencillas, metáforas y analogías que los niños puedan entender.
2. La magia del juego y las herramientas visuales
Utilizar juguetes, marionetas, dibujos o cuentos para explicar lo que va a ocurrir. Dejar que el niño toque el estetoscopio o el otoscopio puede disipar sus miedos y convertir la consulta en una experiencia menos intimidante.
3. Escucha activa y empatía
Prestar atención a su lenguaje no verbal, a sus gestos y a su tono de voz. Ponernos a su nivel, manteniendo el contacto visual y validando sus sentimientos. Si un niño dice que tiene miedo, no lo ignores; dile "Entiendo que tengas miedo, pero estoy aquí para ayudarte".
4. Ser honesto, pero sin alarmar
No mentirles nunca. Si un procedimiento va a ser incómodo o doloroso, se lo comunicamos de forma calmada y sin detalles gráficos. Esta honestidad construye una base de confianza.
5. Incluye a los padres
La comunicación es un triángulo: médico, niño y padres. Mantener a los padres informados, escuchar sus preocupaciones y responder a sus preguntas. Ellos son los principales aliados para asegurar el bienestar del niño.
Los derechos de los niños en materia de salud
La Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), ratificada por España, recoge el derecho de los menores a poder formarse un juicio en asuntos que sean de su interés y a ser escuchados. De ahí que el menor deba ser tenido en cuenta a la hora de tratar cuestiones que le afecten de manera directa.
De ello deriva la necesidad de informar a los menores sobre asuntos relacionados con su salud y los tratamientos a recibir, así como la necesidad de escuchar lo que tengan que decir al respecto.
La comunicación como pilar de la salud
La información que se le da a un menor sobre su salud puede no ser técnica (de hecho no debe serlo), pero sí debe ser verídica. Los profesionales del ámbito de la salud deben ser capaces de hacer entender al paciente qué es lo que le ocurre, y para ello deben tener muy presente su grado de madurez y de conocimientos.
Esto implica una constante evaluación y adaptación por parte del profesional, ya que no todos los menores tienen el mismo grado de desarrollo y madurez aunque tengan la misma edad. Por tanto, lo primero es hacer una evaluación para determinar en qué términos es mejor hablar al paciente.
En algunos casos, será el propio personal sanitario el que aconsejará a los padres sobre cómo deben hablar con sus hijos con respecto a su enfermedad. Con el objetivo de que la información que reciba el menor sea siempre coherente y acorde a su capacidad de entendimiento, sin importar de qué fuente le lleguen los datos.
La comunicación con el paciente pediátrico es todo un reto para el personal sanitario. Sin embargo, una vez que se sabe abordar, la calidad de la atención dispensada mejora de forma notable.
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Preguntas relacionadas:
La comunicación con los niños es fundamental porque reduce su miedo y ansiedad, aumenta su confianza en el personal médico y mejora la cooperación durante los exámenes y tratamientos. Un niño que entiende lo que sucede es menos propenso a sentirse asustado o a resistirse, lo que facilita un diagnóstico más preciso y un tratamiento más efectivo.
Con los niños pequeños, el juego es una herramienta poderosa. Puedes usar juguetes, marionetas o dibujos para explicar procedimientos. El contacto visual a su nivel (agachándote) y un tono de voz calmado son esenciales. También es útil dejar que toquen algunos de los instrumentos médicos, como el estetoscopio, para familiarizarse con ellos.
Los padres son un puente vital en la comunicación entre el médico y el niño. Deben ser incluidos en la conversación, escuchados y mantenidos informados sobre el plan de tratamiento. El médico puede apoyarse en los padres para que refuercen los mensajes clave y tranquilicen al niño. Su participación activa crea un ambiente de seguridad y confianza para el menor.
Esta formación está dirigida principalmente a profesionales de la salud, como pediatras, enfermeros, psicólogos, fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales, que buscan mejorar sus habilidades para interactuar con niños y sus familias en el ámbito sanitario.

