
¿Enfermedad crónica o aguda? Diferencias y ejemplos
Conocer la diferencia entre enfermedad crónica y enfermedad aguda es imprescindible para el personal sanitario, los y las pacientes y sus familiares. Sin duda, comprender las patologías es el punto de partida para enfrentarlas correctamente. Las dos categorías mencionadas presentan características distintivas y requieren enfoques distintos respecto a su diagnóstico y tratamiento.
Más allá de plantearnos qué conecta y diferencia a la enfermedad crónica con la aguda, pretendemos proporcionar un conocimiento útil y práctico sobre ellas. Por eso, hemos incluido una relación de las más representativas de cada tipo. Entenderlas plenamente es inexcusable cuando se deben tomar decisiones informadas sobre la salud y el bienestar, ya sean los propios o ajenos.
Al reconocerlas, estamos en condiciones de adoptar medidas proactivas para prevenirlas o detectarlas en etapas tempranas. De este modo, aumentan las posibilidades de recuperación y se reduce su impacto negativo en la calidad de vida. Igualmente, faculta para abordar los desafíos y limitaciones que generan cada una de ellas, lo cual posibilita buscar el apoyo adecuado. En paralelo, pacientes y profesionales de la salud están más preparados para desarrollar estrategias de compensación y recuperación frente a ellas.
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Diferencias clave entre enfermedad crónica y aguda
Hablamos de dos categorías dispares de afecciones humanas. Su principal desemejanza radica en la duración y el curso de cada una de estas enfermedades:
- Las agudas suelen tener un inicio repentino y una duración limitada. Por lo general, tras la presencia súbita, suelen evolucionar con rapidez y, con frecuencia, también su resolución. A menudo, son ocasionadas por infecciones o lesiones, y los síntomas que las acompañan son intensos, pero breves.
- Las crónicas persisten durante un período prolongado, incluso durante toda la vida. En general, presentan un inicio más lento y progresivo. Pueden estar relacionadas con factores genéticos, ambientales o de estilo de vida.
Si bien estas son las primeras características distintivas, no son las únicas. Otros aspectos son igual de importantes a la hora de detectar sendos procesos patológicos, sobre todo, los relativos a su manejo y tratamiento.
Solo cuando hayas interiorizado estas diferencias podrás abordar adecuadamente cada tipo de enfermedad crónica o aguda y proveer a tus pacientes del mejor cuidado posible.
Ten presente, por ejemplo, que un factor diferencial más relevante que la gravedad es el tiempo de duración:
- Una afección aguda puede producir el deceso en pocos minutos. Por ejemplo, un infarto agudo de miocardio.
- La esperanza de vida de una enfermedad crónica grave puede ser similar a la de los coetáneos sanos. Pese a sus invalidantes características, la enfermedad de Parkinson no suele limitar significativamente la esperanza de vida.

Cómo son las enfermedades agudas
Para dejar aún más clara esta cuestión, enumeramos los principales rasgos de toda enfermedad aguda. Es una especie de checklist que te facilitará su reconocimiento:
- Se desarrollan rápidamente. Pueden durar desde unos pocos días hasta algunas semanas.
- Tienden a aparecer de repente.
- Suelen ser fácilmente diagnosticables o, al menos, no acostumbran a pasar desapercibidas.
- Con frecuencia, se limitan a un órgano o área específica del cuerpo.
- Cursan con síntomas intensos y más pronunciados. Entre ellos, dolor intenso, fiebre alta, inflamación y malestar generalizado.
- Cuando se diagnostica y se aplica el tratamiento, remite si todo sale adecuadamente.
- En los casos graves, puede llevar a la muerte. Puntualmente, incluso en pocos minutos.
- Sus orígenes más usuales son infecciones virales o bacterianas, lesiones traumáticas o la exposición a sustancias tóxicas.
- Rara vez son recurrentes o presentan complicaciones a largo plazo. Su curso es autolimitado.
- Reclaman atención médica inmediata para mitigar los síntomas y promover una recuperación ágil.
Cómo afrontar una enfermedad aguda
Aunque cada enfermedad aguda es diferente, siempre es necesario constatar su presencia correctamente para garantizar una pronta recuperación. Estos son los pasos pertinentes, que pueden resumirse en adoptar las medidas oportunas para manejar los síntomas y acelerar el proceso de curación:
- Descansar lo suficiente y permitir que el cuerpo se recupere. Esto implica tomarse tiempo libre de las obligaciones, reposar y dormir lo necesario.
- Es conveniente mantenerse hidratado, bebiendo abundante agua y líquidos calientes como tés o sopas.
- Llevar a cabo una alimentación equilibrada y nutritiva. Toda dieta saludable aporta los nutrientes requeridos para fortalecer el sistema inmunológico y acelerar la recuperación.
- Tomar los medicamentos recetados por especialistas cualificados.
- En el caso de enfermedades contagiosas, evitar el contacto cercano con otras personas para inhibir su propagación.
Ejemplos significativos de enfermedades agudas
Entre las patologías agudas más reveladoras y reconocibles constan las que siguen:
- Bronquitis aguda.
- Conjuntivitis.
- Fracturas óseas.
- Apendicitis.
- Gastroenteritis.
- Urticaria aguda.
- Crisis de asma.
- Quemaduras.
- Infarto agudo de miocardio.
- Encefalomielitis aguda diseminada.
- Leucemia linfoblástica aguda.
- Gripe.
Concepto y descripción de enfermedad crónica
De igual modo, vamos a sintetizar los principales rasgos diferenciales de toda enfermedad crónica:
- Comienza, por lo general, de una manera insidiosa. Dado que su progresión es lenta y gradual, puede pasar desapercibida hasta que los síntomas son evidentes.
- Se desarrolla durante muchos años: su duración es larga y prolongada.
- Comúnmente, afecta a varios sistemas del organismo a la vez: cardiovascular, respiratorio, endocrino... El tratamiento es sintomático, no curativo.
- En consecuencia, reclama un enfoque multidisciplinario en el que participan diferentes profesionales de la salud.
- Exige un manejo a largo plazo que acostumbra a incluir cambios en el estilo de vida, medicamentos regulares y seguimiento profesional continuo.
- Habitualmente es recurrente. Sus síntomas pueden aparecer y desaparecer cada cierto tiempo, lo que genera un impacto significativo en la calidad de vida de sus pacientes.
- Los tratamientos no siempre implican una cura completa. A menudo, la finalidad es controlar los síntomas, prevenir complicaciones y mejorar el día a día.
- Puede estar asociada a factores de riesgo modificables, como el estilo de vida y los hábitos de salud.
- Por ello, algunas pueden prevenirse o retrasarse introduciendo modificaciones como seguir una alimentación saludable, practicar actividad física con regularidad y no consumir tabaco o alcohol.
- Es preciso realizar un seguimiento continuado a lo largo del tiempo.
- Debe darse el compromiso pleno tanto del paciente como del equipo médico. Solo así es posible lograr un control óptimo de los síntomas y minimizar el riesgo de complicaciones.
- Algunas son debilitantes y exigen cambios vitales notables. Sin embargo, con un manejo adecuado es posible llevar una vida plena y satisfactoria pese a esa condición crónica.
Estrategias para afrontar una enfermedad crónica
Quien padece una enfermedad crónica necesita disponer de estrategias efectivas que le ayuden a mejorar su calidad de vida. Estas son las principales:
- Llevar un estilo de vida saludable.
- Establecer una buena relación con el o la médico tratantes y secundar al pie de la letra sus indicaciones.
- Contar con un sistema de apoyo —ya sea en forma de familiares, amigos o grupos de ayuda— que le brinden soporte emocional y comprensión.
- Aprender a manejar el estrés y encontrar actividades que proporcionen bienestar y distracción.
Te recomendamos leer la Estrategia para el Abordaje de la Cronicidad del Ministerio de Sanidad español.
Una clasificación de las enfermedades crónicas
Mayoritariamente, la casuística de la enfermedad crónica engloba cinco categorías principales:
- Cardiovasculares.
- Respiratorias.
- Metabólicas.
- Musculoesqueléticas.
- Neurológicas.
Referencias útiles sobre enfermedades crónicas
Este listado reúne algunos ejemplos especialmente significativos de enfermedad crónica:
- Artritis.
- Esclerosis lateral amiotrófica.
- Esclerosis múltiple.
- Diabetes.
- Enfermedad de Alzheimer.
- Enfermedad de Parkinson.
- Esquizofrenia.
- Trastornos bipolares.
- Enfermedad de Crohn.
- Asma.
- Hipertensión arterial.
- Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
Una enfermedad crónica, ¿se puede volver aguda?
Ciertamente, una enfermedad crónica se puede agudizar. Ocurre, por ejemplo, con el asma que, puntualmente, genera crisis agudas limitantes que remiten mediante tratamiento. Entre sus manifestaciones apreciamos la dificultad para respirar, las sibilancias y la opresión en el pecho.
También ocurre con algunas enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoide, que involucra a las articulaciones y cursa con dolor, rigidez e inflamación. Si bien los síntomas suelen ser persistentes en el tiempo, hay momentos en los que la enfermedad empeora de repente, se produce un aumento significativo del dolor y de la inflamación en las articulaciones afectadas.
De igual modo, ciertas enfermedades agudas se pueden cronificar si no son bien tratadas. Así, un dolor intenso llega a convertirse en crónico cuando no se resuelve adecuadamente su causa.
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