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Educación

Principios básicos de la pedagogía sistémica

Equipo de Expertos en Educación

El origen de la pedagogía sistémica se encuentra en el trabajo sobre constelaciones familiares y terapias sistémicas llevado acabo por el psicoterapeuta alemán Bert Hellinger. A partir de estas teorías, la maestra alemana Marianne Franke y la profesora de secundaria mexicana Angélica Olvera han apostado firmemente por trasladar las teorías de Hellinger al ámbito educativo.

Un método educativo de carácter integrador

Es importante destacar que, pese su carácter marcadamente innovador, la pedagogía sistémica no pretende sustituir en absoluto los métodos de educación y aprendizaje más tradicionales, a los que considera perfectamente válidos, sino integrar sus ideas en los sistemas actuales de enseñanza con un carácter marcadamente inclusivo.

La principal pretensión de este método es introducir lo que se conoce lo que se  conoce como «mirada sistémica» en los centros de enseñanza.

¿Qué es la mirada sistémica?

Es una perspectiva del mundo en que vivimos que entiende los colectivos y grupos humanos, y también las instituciones, no como como la simple suma de los miembros que pertenecen a ellos, sino como sistemas complejos que funcionan en base a unas dinámicas que siguen ciertos patrones.

La pedagogía sistémica toma como referentes fundamentales la ubicación y el contexto y, bajo esta premisa trata de colocar «cada uno en su lugar para poder educar». Las teorías sistémicas entienden que a los padres les corresponde la responsabilidad ineludible de educar a sus hijos  y los maestros y profesores tienen que cumplir la función de transmitir conocimientos, teniendo siempre muy en cuenta la realidad de los alumnos y sus familias.

La importancia del contexto

Otro principio básico de la pedagogía sistémica es el contexto, la diversidad y peculiaridades de cada alumno y alumna. La pedagogía sistémica trata de abordar esas peculiaridades tomando en cuenta el contexto específico, es decir, el espacio, territorio, tiempo e historia, así como el resultado de la combinación de todo ello: conocimientos previos, creencias, cultura, conciencia. A partir de este punto, el educador debe actuar en consonancia con ello, partiendo de la base de que ningún contexto es mejor que otro.

pedagogía sistémica

Se trata de trabajar desde la aceptación y el respeto, lo cual comporta cambios importantes en la manera de afrontar la relación entre los centros docentes con los alumnos y sus familias, organizar las reuniones con los padres, el tono de las  entrevistas, los protocolos de colaboración e incluso los diagnósticos.

De todo ellos se deriva otro aspecto fundamental de la pedagogía sistémica: la inclusión. Cuando un alumno o sus padres se sienten excluidos por el motivo que sea (ser de un país o cultura diferente, tener un problemas de aprendizaje o sufrir una discapacidad) pierden el sentido de pertenencia a ese sistema, produciéndose un desequilibrio que muchas veces degenera en actitudes disruptivas, pérdida de interés, fracaso escolar e, incluso, situaciones de violencia escolar o bullying.

Las teorías sistémicas dan mucha importancia al importante vínculo existente entre padres e hijos y los sentimientos de fidelidad de las personas en relación a su cultura y colectivo al que pertenecen, tratando de aprovecharlos en un sentido positivo potenciando la convivencia y el respeto.

Esto implica que los mayores esfuerzos de las instituciones educativas deben dirigirse en la dirección de potenciar este sentimiento de pertenencia, favoreciendo en todo momento todos aquellos procesos que permitan la inclusividad.

Conclusiones

En definitiva, la pedagogía sistémica es una nueva forma de mirar el acto educativo apoyándose en tres pilares o ideas básicas:

  1. Considerar a los alumnos como parte de un sistema interrelacionado, teniendo en cuenta que cualquier elemento disfuncional puede afectar al resto de elementos.
  2. Entender que los chicos y chicas tiende a ser muy profundamente leales al sistema al que pertenecen, constituyendo un impulso mucho más fuerte que cualquier propuesta que venga del exterior.
  3. Aprovechar el gran vínculo que los hijos tienes con sus padres para educarlos en valores como el diálogo, la búsqueda de consenso y el respeto a los demás.