actividad física
Ciencias de la Salud

La actividad física, pilar fundamental de la salud de los mayores

Equipo de Expertos en Ciencias de la Salud

El envejecimiento de la población a nivel mundial expresa el éxito de nuestras sociedades. Las personas somos responsables de nuestra salud y bienestar y, en este sentido, se están generando también buenas prácticas que fundamentan políticas, proyectos y planes para fomentar la actividad física y el deporte.

Según la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el envejecimiento conlleva un mayor riesgo de sufrir enfermedades relacionadas con la edad. La principal causa de muerte entre los mayores en España está relacionada con enfermedades del aparato circulatorio (tasa de 267,6 fallecidos por cada 100.000 habitantes, según los últimos datos del INE). Los tumores son la segunda causa (240,0) y, en tercer lugar, a distancia, se encuentran las muertes por enfermedades respiratorias (111,7). Destaca también el aumento de mortalidad por enfermedades mentales y nerviosas en los últimos lustros. 

Todos deseamos llegar a la vejez en las mejores condiciones de salud, tanto físicas como mentales. Ahora bien, si a ello le añadimos una actitud positiva ante el propio proceso de envejecimiento, podemos lograr un “envejecimiento activo”. Uno de los ámbitos de actuación de este paradigma, que ha ido consolidándose, es la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades y discapacidades asociadas que pueden cursar con el envejecimiento. El objetivo es extender la calidad de vida hasta edades avanzadas, dar más vida a los años.

Según mantiene el IMSERSO en el “Libro Blanco del Envejecimiento Activo”, unos “hábitos de vida saludables” constituyen la mejor forma de prevención a cualquier edad. Los tres campos de actuación más importantes que destaca son el relativo a la actividad física, el que tiene que ver con la alimentación, y el referente a la supresión de hábitos tóxicos, especialmente el tabaco.

Diferentes estudios han demostrado que el sedentarismo es un importante factor de riesgo en los países desarrollados y que la falta de actividad física se ha convertido en uno de los principales problemas para la salud pública a nivel mundial.

Así, por ejemplo, el informe “Un perfil de las personas mayores en España, 2017”, realizado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), señala que el sobrepeso y el sedentarismo pueden aumentar el riesgo de padecer diabetes, enfermedad que se acentúa en la vejez, además de una dieta inadecuada.

Según el mismo, 3 de cada 4 diabéticos de 65 y más años tienen sobrepeso u obesidad; más de la mitad son sedentarios (no realizan ejercicio y su tiempo libre lo ocupan de forma casi completamente sedentaria).

Los beneficios que el ejercicio físico regular puede aportar a las personas mayores, son importantes y diversos. Sabemos, por ejemplo, que la masa muscular disminuye algo más de un 20% a los 70 años, pero que esta pérdida podría guardar más relación con el sedentarismo que con el proceso de envejecimiento, y que podría evitarse con la práctica habitual de actividad física.

Por otra parte, el ejercicio físico es un factor importante en la prevención del riesgo cardiovascular, hipertensión, obesidad, osteoporosis (prevención de caídas), y reduce el riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares, cáncer, y otras patologías. Además, aumenta el bienestar psicológico de los mayores (logrando una mayor autoestima, menor ansiedad o estrés) y atenúa también los estados depresivos, mejorando su funcionamiento cognitivo, y su estado de ánimo en general.

En la actualidad, cada vez más personas mayores están descubriendo los beneficios de la práctica de ejercicio físico sobre la salud, aunque las generaciones de mayores de hoy no han sido educadas en el deporte como hábito ni, en muchas ocasiones, han tenido la oportunidad de practicarlo de forma continua a lo largo de su vida.

A este descubrimiento está contribuyendo también el abanico de posibilidades que ofrecen grandes centros y clubes deportivos que han sabido captar la atención de este grupo de población. Por otra parte, algunas asociaciones profesionales, en especial las locales, han construido polideportivos públicos que favorecen el acceso a los mismos a personas con menor poder adquisitivo, entre ellas las mayores.

También se contemplan actividades en las que se realiza ejercicio físico como las tareas del hogar, ir a la compra, caminar (se recomienda a los mayores entre 30 minutos y una hora diaria), etc. Tiene, asimismo, un importante componente de interacción social, ayudando a combatir el aislamiento al que a veces se ve sometido este grupo de población, al tiempo que fomenta el valor positivo que supone mantenerse activo y en permanente contacto con los demás.

Según se señala en la “Guía de actividad física para el envejecimiento activo de las personas mayores”, editada por el Consejo Superior de Deportes (CSD), la investigación ha puesto énfasis en el número de pasos como uno de los indicadores más fiables y fáciles de controlar, a la hora de medir su repercusión en el estado de salud de los mayores. Y ello es posible por las facilidades que brindan las nuevas tecnologías.

En este sentido, el organismo recomienda a las personas mayores caminar con un podómetro, aparato en forma de reloj de bolsillo que permite calcular las distancias, las calorías consumidas, así como el tiempo caminado y la velocidad en los paseos de los mayores.

Según esta guía del CSD, se establecen tres niveles a tener en cuenta a la hora de planificar el ejercicio a realizar diariamente: frágiles (personas mayores sedentarias, obesas o con poca capacidad de movilidad; se les recomienda unos 5.000 pasos diarios); activas (lo más recomendable es que caminen cada día de 5.000 a 7.000 pasos) y muy activas (se les recomienda una cantidad superior a 10.000 pasos diarios, ya sea practicando un deporte concreto, caminando o haciendo cualquier otro tipo de actividad física que sea medible a través de pasos).

”Podómetro” es también una aplicación para el teléfono móvil inteligente que se puede descargar a través de Google Play, muy fácil de usar, cuyos valores se siguen registrando automáticamente, aunque el móvil se guarde en el bolsillo o en la cartera. En cualquier momento, los mayores pueden verificar además, a través de un gráfico, los resultados que va ofreciendo la aplicación, al tiempo que siguen disfrutando de su paseo.

Sea cual sea la actividad elegida por las personas mayores, esta debe ajustarse a sus posibilidades y limitaciones físicas, lo que responde no solo a la edad, sino también a las patologías asociadas que puedan tener. En todo caso, la actividad física más recomendable en los mayores es la que aumenta la capacidad respiratoria, la resistencia, la flexibilidad y el equilibrio.

Actividades como el yoga, taichí o el aquagym son beneficiosas y producen mejoras en el estado físico. El yoga es recomendable mediante la práctica de asanas o posturas específicas. También el taichí resulta beneficioso para la salud física y mental de este colectivo. Los mayores beneficios que se obtienen con ambas prácticas son la flexibilidad, el equilibrio y el control mental. Además, tienen gran importancia en la prevención y curación de muchas enfermedades, según se ha demostrado.

Por su parte, en el aquagym, y otros ejercicios terapéuticos practicados en el agua, se trabajan todos los músculos del cuerpo, por lo que el organismo de la persona mayor se ve beneficiado (mejoras en el aparato circulatorio y muscular, en la capacidad respiratoria, en la movilidad, etc.).

También son aconsejables otras prácticas como la gimnasia de mantenimiento, con propiedades similares, y otros deportes como la natación, la petanca, el ciclismo, etc.

Actividades todas ellas que, junto a otras que también fomentan la práctica de la actividad física –senderismo, juegos al aire libre…- forman parte de la propuesta que muchos hogares públicos para pensionistas ofrecen a sus socios.

Por otra parte, en los últimos años, y como un paso más para hacer accesible el ejercicio físico a las personas mayores, se han incrementado el número de parques geriátricos públicos o circuitos biosaludables en nuestras ciudades o municipios. Estos parques tienen su origen en China, país que destaca por el respeto y la consideración hacia sus mayores. A nivel europeo, Finlandia fue el primer país que los puso en marcha, a principios de 2005.

Se trata de espacios que fueron creados fundamentalmente con el fin de retrasar la aparición de los efectos del envejecimiento en la tercera edad, compuestos por diferentes equipamientos que permiten hacer ejercicio físico en un entorno urbano.

Otra particularidad de estos parques es que las personas mayores puedan practicar ejercicio de forma autónoma, sin necesidad de un monitor o preparador físico que las oriente, pues su utilización no supone gran dificultad.

El ejercicio físico es muy importante aunque se tengan niveles de dependencia importantes, que en este caso se debe realizar con apoyo profesional (fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales). Se incide en programas que combinen entrenamiento de fuerza, resistencia, equilibrio y marcha, que son los que se ha demostrado que mejoran la capacidad funcional de los mayores más dependientes.

Por último, es importante que por parte de diferentes agentes de nuestra sociedad, se potencie el favorecer una visión positiva en los mayores respecto a la práctica del ejercicio físico, es decir sobre sus múltiples beneficios en la salud, y su capacidad para llevar a cabo con éxito un programa deportivo ajustado a sus necesidades.

La actividad física debe ser percibida por las personas mayores como promotora de bienestar personal, físico y psíquico. Sin duda, practicada de forma regular favorecerá su calidad de vida y longevidad.

Amparo Suay, colaboradora docente del Máster Universitario en Gerontología y Atención Centrada en la Persona. 
Vídeo  relacionado:

 

https://youtu.be/WaOA4pT57b0