
Economía social: qué es e implicaciones en las empresas
La economía social es un fenómeno emergente que, en opinión de los expertos, ha llegado para quedarse. En un mundo cada vez más marcado por las desigualdades económicas, la crisis ambiental y la incertidumbre social, emergen modelos alternativos que buscan equilibrar el desarrollo económico con la justicia social y el respeto al medio ambiente. Uno de estos modelos es, precisamente, la economía social, una forma de organización económica que antepone a las personas y al bienestar colectivo frente al lucro como objetivo principal.
La economía social no es una idea nueva. Sus raíces se remontan a las primeras cooperativas y mutualidades del siglo XIX, las cuales fueron creadas como respuesta a las desigualdades del capitalismo industrial. Sin embargo, en pleno siglo XXI, este modelo adquiere una renovada relevancia ante los desafíos a los que nos enfrentamos como sociedad: crisis climática, exclusión social y precariedad laboral, entre otros.
La sostenibilidad empresarial está estrechamente ligada con este planteamiento. Fundamentalmente, porque se trata de un enfoque de gestión que persigue garantizar la viabilidad a largo plazo de una empresa en tres dimensiones irrenunciables:
- Económica. Es decir, ser rentable.
- Social. Generar bienestar en la sociedad.
- Ambiental. Respetar y proteger el medio ambiente.
En otras palabras, una empresa sostenible no se enfoca únicamente en obtener beneficios económicos. También asume una responsabilidad activa con su entorno social y ecológico.
¿Quieres explorar con nosotros qué es la economía social y cuáles son sus circunstancias actuales?
¿Qué se entiende por economía social?
La economía social es un conjunto de actividades económicas y empresariales que, dentro del ámbito privado, persiguen intereses colectivos y/o sociales, en vez de centrarse exclusivamente en el beneficio económico de sus propietarios o accionistas. Por lo tanto, es un modelo económico basado en:
- Solidaridad.
- Equidad.
- Participación democrática.
- Compromiso con el entorno.
Una de sus principales características es que prioriza a la persona sobre el capital. Es decir, el objetivo de las entidades de economía social no es maximizar beneficios, sino responder a necesidades humanas y sociales. Entre otras, empleo digno, servicios sociales, inclusión, igualdad de oportunidades, desarrollo sostenible y sostenibilidad empresarial.
Desde un punto de vista legal y conceptual, la economía social ha sido reconocida por diversos organismos internacionales que destacan su contribución a la cohesión social, la innovación y la economía local. Entre los principales, destacan:
- Unión Europea.
- Organización Internacional del Trabajo (OIT).
- Comité Económico y Social Europeo.
En España, la Ley 5/2011 de Economía Social ofrece una definición clara y oficial del sector. Según esta ley, forman parte de la economía social «el conjunto de actividades económicas y empresariales que, en el ámbito privado, llevan a cabo entidades que persiguen el interés general económico o social, o ambos, con arreglo a una serie de principios».
¿Quiénes forman parte de la economía social?
La economía social está compuesta por un amplio abanico de entidades y organizaciones que comparten diferentes principios y objetivos comunes. Aunque sus formas jurídicas y campos de actuación pueden ser muy variados, todas tienen en común el compromiso con el bien común y su funcionamiento democrático y participativo. Te detallamos a continuación cuáles son los principales actores de este particular tipo de economía.
1. Cooperativas
Son empresas propiedad de sus socios, quienes participan de forma activa en su gestión y decisiones. Buscan satisfacer las necesidades de sus miembros más que maximizar beneficios. Pueden ser, entre otras:
- De trabajo, donde los trabajadores son socios.
- De consumo.
- Agrarias.
- De vivienda.
2. Mutualidades
Son entidades sin ánimo de lucro que prestan servicios de previsión, asistencia o seguros a sus miembros, con un enfoque solidario y colectivo. Suelen estar vinculadas al ámbito sanitario, educativo o asistencial.
3. Fundaciones
Hablamos de organizaciones privadas sin fines de lucro que persiguen objetivos de interés general, como la asistencia social, la cultura, la ciencia o la cooperación al desarrollo.
Aunque no suelen tener una base asociativa, actúan dentro del marco de la economía social cuando su finalidad está al servicio de la comunidad.
4. Asociaciones
Son una clase de entidades sin ánimo de lucro formadas por personas que se unen para desarrollar una actividad común en beneficio de sus miembros o de la sociedad en general.
Las asociaciones que realizan actividad económica en pro del interés colectivo forman parte del ecosistema de la economía social.
5. Empresas de inserción
Estas organizaciones ofrecen oportunidades de empleo a personas en situación o riesgo de exclusión social, combinando actividad económica con acompañamiento social y formativo.
Su objetivo principal no es el beneficio económico, sino la inclusión sociolaboral.
6. Centros especiales de empleo
En este caso, se trata de empresas cuyo objetivo es proporcionar empleo a personas con discapacidad, asegurando su integración laboral en un entorno adaptado. Aunque pueden tener carácter lucrativo, deben reinvertir la mayoría de sus beneficios en la mejora de la inserción laboral de sus trabajadores. La sostenibilidad empresarial también es uno de sus grandes pilares.
7. Sociedades laborales
Son empresas mercantiles donde la mayoría del capital social pertenece a los propios trabajadores, que además deben prestar sus servicios de forma personal, directa y por tiempo indefinido. Este modelo combina elementos del mundo empresarial con principios de la economía social y una notable relación con la sostenibilidad empresarial.

¿Cuáles son los principios de la economía social?
De igual manera que las mejores empresas se están apoyando en la sostenibilidad empresarial, las entidades de la economía social se rigen por una serie de principios comunes que las diferencian claramente de las empresas tradicionales.
Estos principios, que han sido definidos por diversas organizaciones, están recogidos en la legislación española. Para que conozcas más a fondo esta realidad, te los enumeramos:
- Primacía de las personas y del fin social sobre el capital. En las entidades de economía social, el objetivo principal no es la rentabilidad financiera, sino el bienestar de las personas —socios, empleados, usuarios— y la contribución al interés general; por ejemplo, la sostenibilidad empresarial.
- Gestión democrática y participativa. Las decisiones se toman de forma democrática, con la participación de todos los miembros. En el caso de las cooperativas, a modo de referencia, se aplica el principio de «una persona, un voto», independientemente del capital aportado.
- Distribución equitativa de los excedentes. Los beneficios generados por la actividad económica no se reparten según la aportación de capital, sino que se destinan prioritariamente a fines sociales, al desarrollo de la entidad y a mejorar los servicios prestados.
- Compromiso con el desarrollo local y sostenible. Las entidades de economía social suelen estar fuertemente arraigadas en su territorio, por lo que favorecen el empleo local, la protección del medio ambiente y el desarrollo de comunidades resilientes.
- Independencia respecto a los poderes públicos. Aunque pueden colaborar con administraciones, las entidades de economía social mantienen su autonomía de gestión, lo que garantiza su libertad de acción y su carácter de iniciativa ciudadana.
¿Qué entidades forman parte de la economía social en España?
España es uno de los países europeos con mayor tradición y desarrollo en el ámbito de la economía social. De hecho, fue uno de los primeros en contar con una ley específica (Ley 5/2011) que regula el sector y reconoce oficialmente a las entidades que lo integran.
En el contexto español, forman parte de la economía social, entre otras, las siguientes entidades:
- Cooperativas. Constituyen una de las figuras más emblemáticas. Existen más de 17 000 cooperativas en España, capaces de generar empleo directo para más de 300 000 personas. Destacan las cooperativas de trabajo asociado, las agrarias, las de consumo y las de crédito (como Cajamar o Laboral Kutxa).
- Mutualidades. Agrupan a millones de personas y desempeñan un papel clave en la protección social complementaria, especialmente en sectores como la sanidad (Mutual Médica) o el seguro agrario.
- Empresas de inserción. Se contabilizan más de 250 empresas de inserción activas en el país, las cuales ofrecen empleo a colectivos vulnerables, como personas sin hogar, parados de larga duración, inmigrantes y mujeres víctimas de violencia de género.
- Centros especiales de empleo. Más de 2100 centros especiales de empleo operan en España, dando trabajo a más de 80 000 personas con discapacidad, muchas de ellas en empresas de carácter social.
- Sociedades laborales. Dotadas con una importante implantación en sectores como la industria, los servicios o la construcción, representan un modelo empresarial donde el control recae en los propios trabajadores. Un ejemplo destacado es Tragsa, aunque también hay multitud de pymes organizadas bajo esta fórmula.
- Fundaciones y asociaciones. En su conjunto, el tercer sector social español está formado por más de 30 000 entidades activas, muchas de las cuales realizan actividades económicas en el ámbito educativo, sanitario, asistencial o cultural.
- Confederación Empresarial Española de la Economía Social (CEPES). Es la organización representativa del conjunto de la economía social en España. Además de reunir a las principales federaciones y confederaciones del sector, actúa como interlocutora ante las administraciones públicas y los organismos internacionales.
Sostenibilidad empresarial y economía social son dos conceptos diferenciales en los negocios, el tejido empresarial y el emprendimiento contemporáneos. De hecho, la economía social representa una forma distinta de entender y practicar la economía: más inclusiva, más democrática, más solidaria.
En un periodo marcado por profundas transformaciones sociales y económicas, este modelo ofrece soluciones viables y sostenibles para construir un futuro más equitativo y justo. En paralelo, a través de la sostenibilidad empresarial las organizaciones se hacen más resistentes y beneficiosas para su entorno.
España, con su tradición cooperativa y asociativa, y con un marco legal favorable, es un referente en este ámbito a nivel europeo. Las entidades que forman parte de la economía social no solo generan empleo y riqueza, sino que lo hacen promoviendo valores que colocan a las personas en el centro.
Impulsar la economía social no es solo una opción técnica o política, sino una apuesta ética por una economía al servicio de la sociedad.
Si te motiva formar parte de esta rueda que impulsa el bienestar global, prepárate para ello. Nuestro Grado en ADE Online te brinda la mejor capacitación para desenvolverte en empresas y organizaciones de economía social. Además, si deseas consolidar también otros conocimientos, competencias y habilidades relacionadas con la sostenibilidad empresarial, pregúntanos por el Grado en Finanzas y Contabilidad Online. Contacta ahora con VIU.


