Dra. María Isabel Cerezo - VIU
Tu historia hace ciencia

Tu historia hace ciencia | Dra. María Isabel Cerezo Sánchez: Elegir la libertad de la ciencia, para dejar volar la imaginación

La representatividad y la visibilidad de los referentes femeninos en ciencia sigue siendo una tarea fundamental. La falta de ejemplos notorios y numerosos es una de las grandes barreras que explican, en parte, la desigualdad de género en campos como la investigación o las carreras STEM. Esta falta de representatividad se traduce en una falta de confianza, que tiene como consecuencia una perdida insostenible de talento en el área científica.

Por ello, desde VIU hemos creado esta sección, destinada a celebrar y visibilizar a las científicas de VIU durante todo el año, contribuyendo de esta manera a la presencia en el universo digital de más referentes femeninas que puedan inspirar a las niñas de hoy a ser las científicas de mañana.

En esta entrega conoceremos un poco más sobre la Dra. María Isabel Cerezo Sánchez, doctora en Ciencia y Tecnología, licenciada en Ciencias del Mar, máster oficial en Ingeniería del tratamiento y reciclaje de aguas residuales y máster oficial universitario en profesorado de educación secundaria obligatoria y bachillerato, formación profesional y enseñanza de idiomas, con especialidad en Ciencia y tecnología. La Dra. Cerezo es directora de la Maestría Oficial en Ingeniería y Gestión Ambiental de VIU, además de impartir docencia en la Maestría Oficial en Ingeniería Biomédica y en la Maestría Oficial en Formación del Profesorado en Educación Secundaria.

Además de su labor docente, la Dra. Cerezo ha desarrollado una brillante carrera investigadora que le ha llevado a dar la vuelta al mundo y durante la que además no ha dejado de formarse en ningún momento. Sin embargo, para entender como ha llegado hasta este punto, es necesario ir al comienzo, a una infancia marcada por la fascinación por el mar y lo que su superficie esconde “Soy una apasionada por el mundo marino desde bien pequeña. A los 6 años me inicié en la práctica del snorkel, lo que posteriormente con los años se convirtió en mi afición por el submarinismo”. Esta pasión no nació por generación espontánea, sino que le vino marcada casi en los genes, por su historia familiar “Mi abuelo tuvo gran parte de culpa de mi vocación por el océano. Vengo de una familia de marineros y vendedoras de pescado. Todos los domingos, como buena familia valenciana, nos reunimos a comer paella, y a escuchar las historias de mi abuelo sobre sus aventuras en el mar, cada una más impresionante que la anterior.”

Estos relatos, unidos a su curiosidad natural, crearon en la joven Maribel un deseo irresistible de conocer más, de descubrir el por qué de las preguntas que el mar le lanzaba durante las horas que pasaba contemplándolo, durante sus vacaciones de verano. En el instituto siempre tuvo predilección por las ciencias “eran las asignaturas que más interés despertaban en mí, y en las que mejores resultados obtenía” por lo que “Al finalizar los estudios de bachillerato tenía claro que estudiaría una licenciatura de ciencias”. En el momento de definir cual sería esa licenciatura, su profesora de Biología, conociendo sus intereses, le comentó que se había iniciado la Licenciatura de Ciencias del Mar en Valencia. La sincronía fue perfecta y María Isabel no dudó en matricularse.

Como era de esperar, la elección fue un acierto total y en 2009 finalizaba la carrera con el mejor expediente y habiendo ganado el premio de la fundación Juan Arizo Serrulla, por el cual le premiaron con un máster en ingeniería de aguas residuales industriales. Sin embargo, lejos de dormirse en los laureles, decidió que era el momento de aumentar la exigencia “decidí seguir estudiando un doctorado, para ello pedí dos becas de investigación, entre las que opté por irme a estudiar al Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, en Mallorca, con Susana Agustí Requena, referente internacional en la investigación de las ciencias del mar.”

La decisión no pudo ser más acertada ya que “Estudiar en su grupo de investigación de Cambio Global me llevó a participar en La expedición Malaspina-2010, que me permitió dar la vuelta al mundo en el buque Oceanográfico Hespérides, investigando el efecto de los hidrocarburos policíclicos aromáticos sobre la comunidad planctónica.” Además, le permitió realizar dos estancias en la Universidad de Perth; Western Australiadonde me especialicé en microscopía confocal y de epifluorescencia, y desarrollé un método de análisis mediante citometría de flujo. Pude publicar en importantes revistas de investigación, y conocer investigadores muy importantes en el campo de la oceanografía.

Una vez finalizado el doctorado, puso la mirada en la posibilidad de realizar un postdoctorado, pero finalmente “viendo lo complicado que era seguir mi formación como científica en Europa, y principalmente en España, donde me quería quedar por temas familiares, me inicié en el mundo de la educación, donde he trabajado durante 8 años.” Actualmente además de impartir docencia en VIU, cuenta con siete años de experiencia en educación secundaria y bachillerato de diferentes ciencias, siendo especialista tanto del sistema británico como del internacional. Además, no ha dejado en ningún momento de formarse. “Uno de mis mayores defectos es no tener fin en cuanto a aprender cosas nuevas, me prometí hace dos años que haría un descanso y dejaría de estudiar, pero ya estoy pensando en qué título empezar a estudiar en octubre, tengo una necesidad innata de seguir aprendiendo cosas nuevas, lo cual me ha llevado a tener una formación muy variada.”

Además de su labor investigadora y docente, colabora con la Asociación Vellmari, Formentera, coordinando y realizando talleres de educación ambiental marina para alumnos de primaria y secundaria. Un trabajo en el que canaliza su fuerte compromiso con la conservación medioambiental y la lucha contra el cambio climático, tarea en que considera fundamental a las nuevas generaciones “creo que son la herramienta más poderosa de la que disponemos para conseguir combatir el Calentamiento Global, y por ello debemos dotarlos de los conocimientos y las herramientas necesarias para poder actuar en busca de un mundo más sostenible.

La vocación científica, como hemos visto, estuvo presente desde muy temprano en la vida de María Isabel, pero aún antes de que esta apareciera como guía de sus esfuerzos, hubo una constante que le abrió las puertas a soñar: el apoyo de su familia y de su entornoA la hora de estudiar, siempre he contado con el apoyo de mis padres, los cuales me dieron la oportunidad de realizar mis estudios en Valencia, además de apoyarme en todo lo que ha hecho falta durante el doctorado, aunque bien es cierto que a mi familia le costó mucho entender mi pasión por estudiar y mis ansias por siempre estar aprendiendo cosas nuevas, y actualmente estoy segura que siguen sin entenderlo, pero lo han acabado aceptando. Durante mis estudios en el instituto no todos los profesores me apoyaron, recuerdo que una profesora le dijo a mi madre que yo no servía para estudiar; por suerte no me dejé influenciar, me apoyé en otros profesores que sí creyeron en mí y me motivaron a conseguir mis metas.

Una situación que fue reforzada en su etapa universitaria. “En la universidad es donde más apoyo encontré. Todos los profesores me animaron a estudiar, me sentí reconocida y apoyada en todo momento, lo recuerdo como una de las mejores épocas en mi proceso de crecimiento personal y profesional.

A la hora de recordar referentes que le inspiraron cuando niña, un nombre propio surge instantáneamente “Cuando me preguntaban que quería ser de mayor, mi respuesta era “quiero ser como Jack Cousteau”. Me encantaba pasarme horas viendo sus documentales. Siempre he valorado su trabajo, y aunque no era capaz de entender la grandeza del mismo, me inspiró en mi carrera profesional.” Aunque actualmente afirma no tener un referente científico en concreto, considera que tenemos la suerte de estar rodeados de grandes científicos y científicas, “que con sus investigaciones nos hacen la vida más fácil e interesante” y añade que “si he de decantarme por algunos, elegiría en primer lugar a Margarita Salas, considero que su trabajo es comparable al logro de que el hombre alcanzara la luna, aunque con mucha más utilidad para todos. También admiro a Elena Garcia por su trabajo centrado en mejorar la calidad de vida de niños enfermos y alargando su esperanza de vida. En el campo de las ciencias del mar, sin duda un gran referente es Sylvia Earle, creo que su carrera profesional es el objetivo de toda oceanógrafa, conseguir tener una vida dedicada a la investigación marina, habiéndose hecho hueco en un mundo de hombres.”

Con la perspectiva que le ha dado su intensa carrera, confiesa que si pudiera hablar con la niña María Isabel que se perdía mirando el mar y soñando preguntas “Le diría muchas cosas, pero la más importante sería “disfruta al máximo del camino, no te centres en el futuro, vive el ahora, aprende de cada paso, corrige cada error con alegría de saber que estás aprendiendo algo nuevo, el futuro llegará de todas formas” Haciendo extensivo ese mensaje a todas las niñas que les apasiona la ciencia, la Dra. Cerezo afirma que “Actualmente considero que las niñas tienen la suerte de tener acceso a mucha información, lo que les permite poder elegir mejor que las mujeres de mi época. En los años 90 no conocíamos la gran cantidad de carreras científicas que existían, ni las salidas profesionales en el mundo de las ciencias.” También desde el mismo mundo científico hay mucha más conciencia de lo importante que es apoyar e incentivar a las nuevas generaciones para que se dediquen a las ciencias “aunque bien es cierto que las niñas no suelen optar por las carreras científicas, pero porque les llega un mensaje sesgado, y por tanto no debemos centrarnos solo en ellas, si no en la sociedad en general.

En ese sentido, afirma que “El mensaje que debemos transmitir es que todos y todas podemos hacer aquello que nos propongamos, niñas y niños pueden estudiar la carrera que les guste. Probar unos estudios y decidir cambiar durante los mismos, no es perder el tiempo, es invertir en encontrar aquello que realmente te gusta y te motiva.” Y que en este sentido “para motivar a las niñas a estudiar ciencias, la labor empieza por los colegios. Las asignaturas de ciencias tienen pocos adeptos por cómo se imparten, no se muestra la verdadera esencia de las ciencias, lo bonito de descubrir.

Y para ilustrar esta afirmación, nos comparte una anécdota de cuando estaba realizando su doctorado “Como me dijo Javier Reverte en una conversación a bordo del Hespérides, los científicos tenemos la gran suerte de poder seguir siendo niños siempre, tenemos la libertad de poder hacernos preguntas sin parar, a las que buscamos respuesta experimentando, con la misma ilusión con la que lo hace un niño y ese mensaje es crucial. Ser científico es ser libre, es poder dar rienda suelta a la imaginación, es un tipo de arte, aquel que nos permite pintar un lienzo de la rama del conocimiento que más nos interesa, haciendo de nuestra ilusión y afición, nuestra profesión.” 

Emilio Vivallo VIU
Emilio Vivallo-Ehijo

Equipo de Comunicación de la Universidad Internacional de Valencia.