
¿En qué consiste la vigilancia epidemiológica?
La vigilancia epidemiológica es una de las cinco funciones básicas de la salud pública y, sin duda, la mejor herramienta con la que contamos para prevenir epidemias. En la práctica, la efectividad de sus sistemas permite identificar problemas sanitarios y facilitan su control resolutivo.
Los hechos demuestran que es uno de los métodos de la epidemiología que más ha contribuido al progreso de la humanidad y a mejorar de la calidad de vida.
Cuando hablamos de vigilancia epidemiológica nos referimos a un seguimiento sistemático y continuo de la distribución y los determinantes de enfermedades o eventos de salud en una población determinada. Supone recoger, analizar e interpretar datos para detectar posibles brotes, identificar factores de riesgo y adoptar medidas preventivas. Las autoridades sanitarias emplean la vigilancia epidemiológica para:
- Monitorear la evolución de enfermedades.
- Evaluar la efectividad de intervenciones.
- Planificar estrategias de control.
En la actualidad, es un recurso fundamental para prevenir y controlar enfermedades, esencial para dar respuestas oportunas y efectivas ante diversas situaciones susceptibles de afectar a la salud pública.
Sus profesionales, que suelen ser epidemiólogos, personal de salud o autoridades sanitarias, han de estar constantemente actualizados y muy bien coordinados con otros actores del sistema de salud. Su responsabilidad y actitud de servicio público deben ser altísimas, pues su eficiencia gestora impacta directamente en la capacidad de prevenir y controlar enfermedades.
¿Qué es la vigilancia epidemiológica?
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, CDC por sus siglas en inglés, han acuñado la definición más popular de vigilancia epidemiológica. Estos son sus elementos:
- Consiste en recolectar, analizar e interpretar de manera sistemática datos de salud necesarios.
- Persigue la finalidad de planificar, implementar y evaluar políticas de salud pública.
- Difunde de manera oportuna todos esos datos a cuantos necesitan saberlos.
Dicho de otra forma, se dedica a reunir todos los datos relacionados con un problema de salud, interpretarlos y aprovecharlos para prevenir enfermedades y mejorar las condiciones sanitarias de la población.
¿Cuáles son sus objetivos?
Estas son las metas y las principales aportaciones de la vigilancia de epidemias:
- Obtener un conocimiento actualizado sobre el crecimiento y el comportamiento de una enfermedad.
- Determinar el riesgo de contagio.
- Formular, implantar y evaluar medidas de prevención.
- Detectar posibles cambios en la incidencia de las enfermedades.
La importancia de la epidemiología para la salud y la sociedad
En la actualidad, la medicina es un campo con una inmensa relevancia social. El avance científico nos está aportando significativos avances que, sumados al desarrollo tecnológico, están salvando miles de vidas. Uno de los factores decisivos en esta evolución ha sido la epidemiología.
Por ello, te animamos a conocerla más a fondo y, quién sabe, quizás sientas una llamada profesional que te abrirá de par en par las puertas de tu porvenir.
¿En qué campos se aplica la epidemiología?
Esta disciplina científica se encarga de investigar y describir las dinámicas de la salud en las poblaciones, combinando principios de las ciencias sociales y biológicas.
Así, no solo se refiere a las enfermedades y a sus consecuencias de un modo general, también dirige su atención a otros escenarios más complejos:
- Estudio, control y distribución de las enfermedades.
- Planificación sanitaria.
- Evaluación de posibles riesgos derivados de las enfermedades.
- Comunicación, tecnología y marco ético-legal en el sector de la salud.
- Consecuencias biológicas, psicológicas y sociales de las enfermedades.
- Relación entre el medio ambiente y la salud pública.
¿Dónde radica la importancia de la epidemiología?
Toma nota, estas son las dos acciones fundamentales de la epidemiología:
- Detectar los problemas de salud.
- Conseguir modificarlos.
Por lo tanto, se dedica a mejorar la calidad de vida humana, reducir los riesgos de mortalidad y comprender qué sucede en las poblaciones.
¿Te gustaría trabajar en un campo capaz de establecer la frecuencia y la tendencia de las enfermedades? ¿Te imaginas dedicándote a entender cuáles son las intervenciones de prevención más eficaces o a caracterizar las prestaciones sanitarias? En la medicina clínica, asumirás labores orientadas a completar cuadros clínicos tipificando enfermedades.
La evolución de esta actividad es cada vez mayor, ya que avanza de la mano de una actualización casi constante. Así, ya existe la ecoepidemiología, una ciencia que pone su lupa sobre las relaciones causales a nivel social. Con un enfoque multidisciplinario y multicausal, considera incluso el nivel molecular para establecer sus conclusiones.

Clasificación de la vigilancia epidemiológica
No todas las enfermedades son investigadas o vigiladas. Se suele hacer con aquellas que se consideran prioritarias, es decir:
- Cuando la frecuencia excede de la usual.
- Si no existe una fuente común de infección.
- En casos de gravedad mayor.
- Al tratarse de una enfermedad desconocida.
Estas condiciones se dan, principalmente, en tres casos:
- Epidemias. La incidencia de la enfermedad supera a la normal.
- Endemias. Afectan a una zona geográfica concreta.
- Brotes. Cuando dos o más casos de una misma enfermedad están relacionados.
Con independencia de que la medicina esté avanzando mucho, siguen apareciendo enfermedades con una incidencia mayor sobre la población y graves consecuencias de salud para los afectados. En consecuencia, la vigilancia epidemiológica continuará siendo prioritaria.
Por otra parte, existen tres categorías fundamentales de vigilancia epidemiológica:
- Vigilancia pasiva.
- Vigilancia activa.
- Vigilancia epidemiológica especializada o centinela.
Vigilancia pasiva
Es ejercida por las instituciones de salud que envían reportes sobre las enfermedades a los encargados de la vigilancia epidemiológica. Su aplicación no consiste en informar activamente sobre una enfermedad, sino en recopilar y analizar la información que van proporcionando los diferentes miembros de la red de vigilancia. Su éxito depende de la correcta cooperación entre hospitales, centros de salud, laboratorios y profesionales privados.
La Organización Mundial de la Salud considera que esta vigilancia es menos costosa. Sin embargo, al depender de la acción coordinada de tantos actores, conlleva el riesgo de pasar por alto datos relevantes.
Vigilancia activa
En esta modalidad de vigilancia epidemiológica, el personal que la asume busca activamente información sobre la enfermedad que está siendo analizada. Para ello, se contacta con el personal médico, se visitan los centros de atención sanitaria y se analizan los registros de salud hasta encontrar indicios de la enfermedad.
Cuando se detectan casos sospechosos, se toman muestras y se envían a los laboratorios para analizarlas. Un parte capital de esta vigilancia epidemiológica es informar rápidamente a las autoridades competentes a través de los canales previamente establecidos.
Vigilancia especializada o centinela
Por último, esta variedad de vigilancia epidemiológica se basa en datos de alta calidad recopilados en centros especializados que han sido minuciosamente seleccionados. La calidad de la información es el factor diferencial de esta categoría. En general, participan centros y profesionales especializados en la enfermedad estudiada, así como laboratorios diagnósticos de excelencia.
La vigilancia epidemiológica y las enfermedades emergentes
Los hechos son irrefutables. Junto a los grandes logros obtenidos ante determinadas enfermedades infecciosas surgen nuevos brotes y reapariciones de otras que se creían controladas o eliminadas. Ambas posibilidades generan renovados problemas para la salud pública.
¿Sabes que existen tres grandes grupos de enfermedades infecciosas emergentes? Recuerda esta clasificación:
- Nuevas enfermedades infecciosas reconocidas por primera vez en las personas.
- Enfermedades reemergentes que en su momento afectaron a poblaciones humanas y vuelven a aparecer cuando se creían dominadas. Se incluyen en este apartado, también, las que reaparecen en nuevas localizaciones geográficas.
- Enfermedades resistentes a los antimicrobianos. La vigilancia epidemiológica refleja que los microorganismos se encuentran en constante evolución para adaptarse a los cambios ambientales. En paralelo, las personas nos volvemos más susceptibles a las infecciones. ¿El motivo? Se están alterando diferentes mecanismos naturales de defensa e inmunidad por razones relacionadas con la edad, las características genéticas, la malnutrición, la inmunosupresión y algunos tratamientos.
Según la vigilancia epidemiológica, existen otros factores que están determinando la aparición o reaparición de enfermedades emergentes:
- Incremento de la población mundial.
- Nuevos hábitos y formas de conducta en las personas.
- Aumento de los movimientos migratorios, la pobreza y la desigualdad.
- Incremento progresivo de los viajes internacionales.
- Influencias del cambio climático.
- Desarrollo de las nuevas tecnologías y procesos industriales.
- Deterioro de medidas de prevención y control de salud pública.
A modo de ejemplo, considera estas referencias:
- Enfermedades emergentes. Síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS), enfermedad por virus Ébola, enfermedad por virus Zika y Covid19.
- Enfermedades reemergentes. Tuberculosis multirresistente, sarampión y enfermedad de Chagas.
Un doble factor de riesgo adicional es el incremento de la inmigración y los viajes intercontinentales. Cada vez más, es preciso aplicar un abordaje multidisciplinar para prevenir y combatir enfermedades como la tuberculosis, la infección por el VIH o la enfermedad de Chagas en los inmigrantes. Para plantar batalla con visos de victoria ante estas enfermedades emergentes y reemergentes, así como frente a las epidemias que pueden provocar, la vigilancia epidemiológica es el único camino.
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