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Valorización de residuos: ¿Qué es y cuál es su proyección profesional?

Equipo de Expertos en Empresa

¿Cuál es el objetivo principal de la valorización de residuos? ¿Qué tipos hay? ¿Cómo se aplica? En el panorama actual dominado por el consumismo y la producción desmedida, estamos asistiendo a una revolución silenciosa que permitirá transformar los residuos en recursos.

Marco conceptual: ¿Qué es un residuo?

¿Cuándo un objeto puede considerarse un residuo? En términos generales, es un material que se genera a partir de la actividad humana y que se considera desechable. Es lo que informalmente consideramos como basura, algo que puede ir desde botellas de plástico hasta cartones de leche o  desperdicios de comida.

Actualmente debido a la gran producción de desechos, su gestión y procesamiento requiere de intervenciones profesionales, que aborden la cuestión desde una perspectiva integral. Esto ha provocado una demanda creciente de personas formadas en la materia, para trabajar en distintos puntos de la cadena de gestión, reciclaje y valorización.

Para acotar un poco este término, es importante aclarar que un residuo reúne las siguientes características:

  • Resulta inservible para la finalidad con la que fue pensado.
  • En algunos casos, puede ser reciclado y en otros no.
  • Puede tener valor económico y utilidad, incluso después de haber cumplido su ciclo de vida inicial.
  • Es susceptible de clasificación, reutilización, recuperación y reciclaje.

¿En qué consiste la gestión de residuos?

Antes de profundizar en el concepto de valorización, veamos en qué consiste el de gestión de residuos. Tiene que ver con el conjunto de acciones para la clasificación, reutilización y tratamiento de basuras. Su objetivo es que causen el menor perjuicio posible al medioambiente. A la vez, han de optimizarse los recursos para la realización de todos los procesos aparejados a este proceso. En este sentido, la valorización es una de las fórmulas de gestión posibles.

Existen muchos tipos de tratamiento de residuos y su gestión está sujeta a una determinada normativa. Este sector ha sido objetivo de una progresiva profesionalización. Así, la figura de Responsable Integral de Gestión de residuos tiene una importancia crucial por las implicaciones medioambientales, económicas y sociales de su labor. Cada día más personas se forman en este tipo de especialidades, dadas sus buenas perspectivas profesionales y la contribución que hacen estos expertos a la sociedad.

¿Qué es la valorización de residuos?

Es un concepto definido en la directiva europea 2008/98/CE, de 19 de noviembre, en el marco del modelo de residuo cero. Asimismo, la Ley 7/2022, de 8 de abril hace referencia a la valorización energética en el marco de una economía circular. Consiste en acometer acciones encaminadas a lograr el máximo aprovechamiento de los desechos, de manera que produzcan algún beneficio económico, medioambiental o social. El objetivo ideal sería que cada desperdicio se reintrodujera en la cadena con una nueva utilidad, aunque hasta ahora no se ha logrado.

Como dato ilustrativo está el hecho de que solo alrededor del 15 % de las basuras se reciclan, mientras que el resto se depositan en el vertedero. Por tanto, hay mucho margen de mejora para revalorizarlas de forma productiva.

Así, este es un enfoque integral sostenible y responsable. Incluye distintos tipos de valorización de residuos, como la valorización energética y la valorización medioambiental. Cobra mayor sentido en oposición al concepto de gestión tradicional de residuos, que implicaba la eliminación en vertederos.

¿Qué tipo de residuos se valorizan?

Prácticamente, todos pueden revalorizarse de alguna manera, ya sea total o parcialmente. En términos generales, son todos los que, no siendo peligrosos para la salud o el medioambiente, se pueden reciclar o recuperar para otras utilidades. Entre los materiales susceptibles de ello están los siguientes:

  • Residuos orgánicos.
  • Plásticos.
  • Vidrio.
  • Metales.
  • Papel.
  • Madera.
  • Componentes electrónicos.
  • Residuos orgánicos.

¿Cómo se valoriza el residuo generado?

Hay múltiples ejemplos de cómo se llevan a cabo este tipo de procesos. Cada uno de ellos tiene que ver con la naturaleza del residuo y de los recursos empleados para valorizarlo.

Algunos son:

  • Reciclaje de materiales como papel, neumáticos o plásticos.
  • Compostaje de residuos orgánicos para dar como resultado fertilizantes.
  • Biogás a partir del tratamiento de residuos orgánicos.
  • Producción de energía mediante la quema controlada de residuos.
  • Reutilización de material tecnológico para fabricar nuevos dispositivos.

Estas son solo algunas fórmulas que dan como resultado soluciones sostenibles y reducen el consumo de combustibles fósiles, entre otras ventajas.

¿Qué tipos de valorización de residuos existen?

Hay dos estrategias principales para llevar a cabo estos procesos de aprovechamiento y puesta en valor de materiales de desecho. Estas son las que siguen.

Valorización energética

Consiste en la transformación en energía de aquellos residuos que no se pueden reciclar. El objetivo es crear fuentes alternativas o renovables, como el biometano o biogás.

Valorización de residuos sólidos

Se basa en utilizar materiales de desecho de papel, vidrio o plástico, por ejemplo. Su factor común es que no son peligrosos y son sólidos. Así, se transforman en materias primas, incorporándolos al proceso productivo y el ciclo de la economía circular. Con ello, se evita tener que recurrir a la extracción de nuevas materias primas de la naturaleza. Así, se frena la sobreexplotación del planeta y se contribuye a la sostenibilidad medioambiental.

¿Cuáles son los beneficios de la valorización de residuos?

Como estamos viendo, existen importantes ventajas de este tipo de estrategias. Estas pueden dividirse en tres bloques principales.

Ámbito medioambiental

El impacto positivo se traduce en:

  • Reducción de la sobreexplotación de recursos naturales.
  • Impulso al uso de las energías renovables y alternativas.
  • Reducción de la cantidad de basuras en los vertederos.
  • Minimización de la generación de materiales contaminantes, como gases o líquidos.
  • Lucha contra la contaminación y el cambio climático.

Ámbito económico

Las anteriores consecuencias tienen una repercusión, ya sea directa o indirecta, en la economía. Benefician tanto en términos empresariales como en la economía global. Estas son algunas de las ventajas que suponen:

  • Impulso a modelos económicos sostenibles y respetuosos con el medioambiente.
  • Generación de puestos de trabajo ligados a la gestión y valorización.
  • Reducción del gasto empresarial en la compra de nuevos materiales.
  • Aumento de la autonomía energética y disminución de la dependencia de terceros.

Ámbito social

Las personas, de forma individual y como sociedad, también se ven beneficiadas. Se produce una mejora de su calidad de vida como consecuencia de este enfoque sostenible y respetuoso con la naturaleza. Prueba de ello es:

  • Aseguramiento de los suministros energéticos en condiciones justas y sostenibles.
  • Mejora de la calidad y la esperanza de vida de la ciudadanía.
  • Incremento de la justicia social derivada de un modelo más igualitario y equilibrado.

¿Existen residuos no valorizables?

Son aquellos cuyo reciclaje o recuperación resulta complicado o caro, por lo que suelen acabar en el vertedero. La normativa obliga a supervisar las operaciones para su eliminación, con medidas que tengan en cuenta el cuidado de la salud y el medioambiente.

Pese a todo, este ámbito es objeto de una innovación constante. Cada vez son más las soluciones para aplicar procesos que transformen estos desechos, por ejemplo, en fuentes de energía limpia.

Tratamiento de residuos: un largo proceso histórico

Aunque pueda parecer lo contrario, no es un fenómeno novedoso. De hecho, la gestión de residuos en sí surge hace miles de años, desde que los seres humanos se organizan en comunidades sedentarias. Por eso, se puede datar el comienzo de este proceso en el Neolítico. Las necesidades se van incrementando con las grandes civilizaciones antiguas, como Mesopotamia, Egipto o Roma. Es entonces cuando se registran los primeros basureros, aunque a grandes distancias de las ciudades.

En el caso de las primeras ordenanzas relativas a la gestión de desechos, estas datan de la baja Edad Media, en el siglo XIII. Su objetivo era evitar que los malos olores se extendieran por las ciudades.

Ya con la Revolución Industrial, aparece un nuevo modelo de producción y consumo. Aumentan los residuos y sus tipos, con la introducción de plásticos, productos químicos, etc.

Desde entonces y hasta la actualidad, se ha ido haciendo más palpable un problema de generación y tratamiento de basuras.

Conceptos como el de la economía circular, la sostenibilidad o el reciclaje son ahora habituales. Se ha dejado atrás la mentalidad de usar y tirar, para dejar paso a un enfoque mucho más responsable y preocupado por la conservación del medioambiente. De ahí que la valorización de residuos suponga una magnífica oportunidad para avanzar en la consecución de un mundo más sostenible, equilibrado y justo. Si deseas cursar un máster para complementar tu formación, consulta nuestra oferta académica en nuestra web.