Dra. Arely Vázquez VIU
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Expertas VIU | Dra. Arely Vázquez, Multilateralismo y Diplomacia para la Paz

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Es incuestionable que, como especie, nos encontramos en una coyuntura fundamental. Un momento histórico en que nuestras decisiones colectivas pueden marcar de forma definitiva la viabilidad de nuestra existencia en el futuro inmediato. A las volátiles relaciones geopolíticas actuales, exacerbadas por la Guerra de Ucrania, la tensión creciente entre EEUU y China y el enquistamiento de la Guerra civil siria hasta su transformación en un conflicto bélico subsidiario; se suma la inescapable realidad del cambio climático, una amenaza directa a nuestra existencia que nos obliga a tomar medidas colectivas de forma inmediata si pretendemos no ya combatirlo, sino mitigar algunos de sus peores efectos y adaptarnos a otros.

Sin embargo, como cualquier persona con un mínimo de conocimiento de la actualidad puede comprobar, a pesar de lo crítico de la situación, los grandes actores responsables de las decisiones que pueden comenzar a dar solución a estos conflictos, demuestran enormes dificultades a la hora de llegar a acuerdos significativos. Una situación que ilustra a la perfección la necesidad imperiosa de reforzar los sistemas de negociación multilaterales utilizados bajo el prisma de la diplomacia para la paz.

Para entender mejor en qué consisten estos sistemas, como se implementan y por qué pueden ser una de las soluciones a nuestra coyuntura actual, le pedimos a nuestra experta, la Dra. Arely Vázquez, que nos lo explicara. La Dra. Vázquez es doctora en Estudios Internacionales de Paz, Conflicto y Desarrollo, licenciada en Filosofía, directora del Grado en Relaciones Internacionales, del Máster en Política Exterior e investigadora principal del Grupo de Investigación Estudios Globales (EG-VIU).

¿Qué significa el concepto de multilateralismo? Y ¿Qué relación guarda con la diplomacia para la paz?

De acuerdo a Naciones Unidas el multilateralismo es un concepto sobre el sistema internacional que suele presentarse en oposición al bilateralismo y unilateralismo, que define la forma de cooperación entre los estados. Tiene tres principios fundantes, la consulta, la inclusión y la solidaridad para lograr una cooperación sostenible y eficaz donde todos los actores involucrados tengan los mismos derechos y obligaciones en todo momento.

La relación que guarda con la diplomacia para la paz es el establecimiento de relaciones entre estados basadas en la confianza y el diálogo, un trabajo que debe ser siempre constante y permanente, donde se gestionen los conflictos a través de estrategias de mediación y negociación.

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Dra. Arely Vázquez VIU

 

En este momento ¿En qué estado se encuentran las relaciones multilaterales a nivel mundial? ¿Podemos distinguir bloques bien definidos como durante la Guerra Fría o, por el contrario, se trata de un panorama más fragmentado y con alianzas fluctuantes?

Una de las características principales de los internacionalistas es mirar más allá de la coyuntura, es decir comprender la longé durée de la historia, en este sentido la cooperación internacional sigue siendo esencial en las relaciones internacionales, se coopera mucho más de lo que aparece en los medios de comunicación. Sin embargo, estamos frente a una situación peculiar y muchos de los académicos hemos recuperado categorías de análisis para tratar de comprenderla, de ahí que se vuelva a hablar de Nueva Guerra Fría, mundo bipolar e incluso que estamos nuevamente ante la trampa de Tucídides, pero no estamos ahí, Rusia no es la Unión Soviética, ni Europa es la misma que la del siglo pasado. Además, hay una cuestión que sí que define la necesidad de mantener el multilateralismo y mejorarlo, que es la emergencia climática, algo que aparece en un segundo plano pero que debería ser central en las discusiones internacionales.

Por otro lado, considero que la fragmentación y polarización que estamos viviendo lo que refleja es que estamos en un momento que requiere una transformación profunda no sólo en términos sociales, sino políticos y por supuesto económicos, y por lo tanto las alianzas, negociaciones y actores se transformarán, pero no sólo hablo de las potencias en esas alianzas, hablo de las alianzas regionales de cooperación en el Sur Global que sin duda tienen un peso central en la configuración del nuevo mundo y que han marcado una lectura diferente sobre la Guerra de Ucrania.

¿Cómo debemos entender la Guerra de Ucrania dentro de un contexto multilateral? Además de los dos países directamente involucrados ¿Qué otros grandes actores o bloques tienen una participación activa y directa, y siguiendo qué intereses?

La postura contra la invasión de Ucrania por parte de Rusia ha sido clara a nivel internacional: 141 países la condenaron en la Asamblea General de Naciones Unidas desde el inicio de la guerra. Otra cosa muy distinta han sido las sanciones económicas y la postura ante el envío de armas: no hay unidad en torno a Occidente, por el contrario, se ponen de manifiesto claras críticas contra el entender el orden mundial basado en reglas sólo desde la óptica de Occidente. La postura de China, Brasil y la India ha sido determinante, pero no sólo ellos, el Sur Global en la búsqueda de su autonomía no quiere fomentar una política internacional de bloques, simplemente porque no es buena para su desarrollo y mucho menos para la coyuntura climática. De ahí que escuchemos más voces que hablen sobre negociación y posible acuerdo de paz en esa geografía del mundo, que en nuestra geografía donde todavía estamos enfrascados en la discusión sobre la victoria.

Por último, creo necesario mencionar que la narrativa sobre la Guerra de Ucrania en Occidente refleja una necesaria transformación en la comprensión que éste tiene del mundo; hay más mundo que occidente, y la democracia es más amplia y compleja que la que democracia liberal que vemos en Europa.

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Reunión consejo seguridad ONU

Reunión del Consejo de Seguridad y votación sobre la resolución de la guerra en Ucrania

Actualmente existe en la opinión pública global una marcada desconfianza en las instituciones tradicionales y sus vías de actuación ¿Qué razones nos darías para confiar en la capacidad de la diplomacia para conseguir la paz y en organizaciones como la ONU para articular procesos de negociación multilaterales?

En este elemento hay una cuestión clave “opinión pública”, y por lo tanto la pregunta es: ¿cómo se construye la opinión pública? ¿a quién le sirven las campañas mediáticas basadas en el miedo y la desconfianza? En los últimos años el regreso de la ultraderecha en Occidente, la campaña del Brexit, o el No al Acuerdo de Paz en Colombia reflejan cómo hoy la política tiene en el centro no la gestión ni el bienestar de la sociedad sino las batallas culturales vacías, el enfrentamiento que motive la acción política emocional sin razón y sin diálogo, pues estas permiten la manipulación. Me gusta siempre recordar a Hannah Arendt en su libro los Orígenes del totalitarismo cuando habla sobre la manipulación de las masas: “características principales de las masas modernas es que no creen en nada visible, en la realidad de su propia experiencia; no confían en sus ojos ni en sus oídos, sino solo en sus imaginaciones, que pueden ser atraídas por todo lo que es al mismo tiempo universal y consecuente en sí mismo. Lo que convence a las masas no son los hechos, ni siquiera los hechos inventados, sino la consistencia del sistema del que son presumiblemente parte”.

¿Qué necesitamos para confiar nuevamente en las instituciones? Confiar en nuestra capacidad social de diálogo, de organización política y de participación ciudadana. La ONU necesita muchas reformas, necesita ser reflejo de la sociedad plural, pero sin duda es un organismo necesario e imprescindible para la cooperación internacional.

Siguiendo con Arendt, hay que recordar, que la política termina cuando estalla la guerra, y más aún la diplomacia, pues se cambia la racionalidad por la estrategia y el diálogo por la imposición de la fuerza. Si seguimos sin apostar por la construcción de una cultura de paz estamos abocados a la destrucción, y no lo digo de manera retórica, la amenaza nuclear está nuevamente sobre la mesa, todo nuestro esfuerzo debe estar enfocado en retirar nuevamente de la opinión pública el ideario de la guerra con sus mitos sobre victorias y héroes y regresar a la capacidad de hacer las paces, de resolver nuestras diferencias a través del diálogo y la negociación. 

La paz es también un concepto muy ligado a la justicia y la justicia pasa, entre otras cosas, por un desarrollo sostenible que incluya nociones como justicia climática, especialmente en países de bajos ingresos y/o en vías de desarrollo. En este sentido hemos visto el poco éxito que tienen instancias como el COP, que en su más reciente edición (27) apenas logró arrancar un acuerdo de mínimos in extremis ¿A qué se debe esta falta de capacidad para conseguir  acuerdos significativos en un tema tan importante y que afecta a todos quienes vivimos en este planeta? ¿Qué medidas se deben tomar para que estas negociaciones multilaterales alcancen acuerdos con impacto real, inmediato y universal?

Creo que en este sentido la socialización de los informes del IPCCC no ha tenido mucho éxito, por lo menos no en nuestra generación, los más jóvenes son los que más interpelados se sienten pues es su futuro el que está en riesgo, pero por el momento no tienen el poder decisión necesario, aunque sí la capacidad de organización y fuerza de movilización que siempre ha sido el centro de todo avance social, y por lo tanto hay esperanza. Pero es urgente que los tomadores de decisión comprendan bien que lo que está en juego hoy no es sólo la predominación de una ideología sobre otra, es la propia existencia del ser humano la que está en juego. Y la única forma de hacer frente a esta amenaza existencial es la cooperación, pero una cooperación no para el desarrollo de unos sobre otros sino una que tenga en el centro relaciones entre Estados más horizontales. Esto pasa por abrir nuestros marcos interpretativos de la realidad a nivel social y construir mundos más justos y armónicos desde la base; barrio, empresas, universidades y gobierno.

Las comunidades zapatistas del sureste mexicano han enseñado mucho sobre paz y sobre justicia, y lo primero que dicen es que para que existan las anteriores es necesaria la dignidad. Si seguimos construyendo un orden mundial que dignifica unas vidas sobre otras, que llora más unas muertes que otras, seguiremos sin conseguir ni justicia, ni paz.  

Emilio Vivallo VIU
Emilio Vivallo-Ehijo

Equipo de Comunicación de la Universidad Internacional de Valencia.