Dr. Joaquín Mateu Mollá
Expertos VIU

Expertos VIU: Edadismo ¿La discriminación invisible?

El edadismo es una forma de discriminación basada en la edad. La ONU explica que “El edadismo se produce cuando la edad se utiliza para categorizar y dividir a las personas provocando daños, desventajas e injusticias. Puede adoptar muchas formas, como prejuicios, discriminación y políticas y prácticas institucionales que perpetúan creencias estereotipadas.”

Las medidas adoptadas durante la peor etapa de la pandemia, pusieron en evidencia lo profundamente arraigado que está el edadismo, en especial hacia la población de personas mayores, en nuestras sociedades y las instituciones que las gobiernan. De hecho, según un informe de Naciones Unidas, una de cada dos personas en el mundo tiene actitudes edadistas. Es un tipo de discriminación con efectos masivos y múltiples, que afecta la salud de sus víctimas principalmente a través de tres vías: la psicológica, la conductual y la fisiológica.  Estos daños se traducen, además, en cifras económicas: En EEUU, se calcula que el edadismo ha generado en un año costos adicionales por valor de US$ 63 millones en tratamientos de una amplia gama de problemas de salud; y en Australia se estima que si un 5% más de personas de más de 54 años tuviera trabajo, se generarían cada año AUD$ 48 000 millones en la economía del país.

En España, con la recientemente aprobación de la Ley de Igualdad de Trato y no Discriminación, el edadismo ha quedado claramente tipificado como una forma sancionable de discriminación. Para conocer más sobre el aspecto psicológico de esta forma de discriminación y qué puede significar este cambio legislativo en la práctica, nos pusimos en contacto con nuestros experto el Dr. Joaquín Mateu Mollá, director de la Maestría Oficial en Gerontología y Atención Centrada en la Persona, para que nos respondiera la siguiente entrevista. El Dr. Mateu Mollá es doctor en Psicología Clínica y Psicólogo General Sanitario, especialista en Psicopatología y Psicología de la Salud. Cuenta con amplia experiencia en la atención a personas con problemas de Salud Mental, tanto en el sector público (Hospital Lluís Alcanyís y Hospital General Universitario de Valencia) como en el privado (cofundador del Instituto Valenciano de Psicología Sanitaria). Además de su práctica clínica ha desarrollado una fructífera carrera investigadora y divulgadora, publicando tanto en revistas Q1 como Frontiers in Psychiatry o Psicothema, como en medios de divulgación como The Conversation o National Geographic y acumulando más de 54 mil seguidores en Twitter.

 

Hemos visto como durante lo peor de la pandemia y el confinamiento se recrudeció una de las discriminaciones más presentes, pero más invisibilizadas de nuestras sociedades: el edadismo ¿Consideras que la visibilización que esta forma de discriminación ha recibido, ha ayudado a tomar conciencia de ella e iniciar acciones para mitigarla o seguimos igual que antes del COVID?

El edadismo es un problema importante para las personas mayores, pues recoge una sucesión de estereotipos que les relegan a un papel injustamente secundario (o incluso peor) en nuestras sociedades. Durante la pandemia pudimos verlo con enorme fiereza y crueldad, especialmente a partir de frases como “solo muere gente mayor”, que evidenciaban una triste indiferencia por su vida y su bienestar.

Las durísimas noticias que nos llegaban a todos sobre las muertes de miles de personas mayores en las residencias, y las condiciones extremas a las que tuvieron que enfrentarse, sirvieron para efectivamente dar la voz de alarma sobre un problema que llevábamos mucho tiempo lastrando. En estos meses tuvieron que pasar los días completamente aislados, sin contacto con su familia y sin realizar actividades relevantes, bajo la amenaza constante de un enemigo invisible. Una de las consecuencias más importantes fue el aumento de problemas de salud mental y el deterioro de su autonomía o calidad de vida, además del obvio repunte de su mortalidad.

Desde mi punto de vista, probablemente estemos hoy en día más sensibilizados con este asunto que antes de la crisis sanitaria, lo cual es una excelente noticia. No obstante, todavía nos queda mucho por recorrer para cambiar la forma en que percibimos esta crucial etapa de la vida, en la que las personas tenemos muchas experiencias y amplísimos conocimientos que compartir con las generaciones que nos sucederán.

“Como cualquier estereotipo, el edadismo es una simplificación de la realidad que deja fuera de la ecuación todo aquello que hace a las personas únicas.”

En España ha entrado en vigor la La Ley de Igualdad de Trato y no Discriminación, conocida como 'Ley Zerolo'. En ella se recoge, entre otras muchas formas de discriminación, la que se realiza por edad, enfatizando entre otros aspectos el derecho a la igualdad de trato y no discriminación en el acceso a la vivienda o sanidad ¿Crees que una legislación así puede resultar en cambios efectivos? ¿Cómo se pueden demostrar estos casos de discriminación?

Siempre serán bienvenidos los cambios en el marco legal que protejan y visibilicen los derechos de las personas que, por circunstancias de cualquier tipo, se hallen en riesgo de exclusión o sean vulnerables. Esta nueva ley tiene el propósito de garantizar la igualdad entre todas las personas con independencia de su edad, procedencia, credo, orientación sexual u otras condiciones; algo que refuerza lo ya estipulado en nuestra constitución y que sirve para poner sobre la mesa todas aquellas cosas que hasta ahora pasaban inadvertidas respecto a los mayores.

Si bien la cobertura de esta Ley Zerolo es amplia, contempla en su seno los principios necesarios para articular cambios positivos y efectivos en la forma en que la sociedad se relaciona con las personas mayores, un colectivo cada vez más numeroso por los hondos cambios demográficos que estamos experimentando. Una de las necesidades más acuciantes sería asentar modelos de atención en los centros residenciales que sean sensibles a la individualidad de la persona mayor, que reconozcan su experiencia y sus necesidades como el centro de la actividad asistencial, con lo que pueda siempre garantizarse una vida satisfactoria y plena de significado. Por fortuna, las evidencias científicas y la práctica profesional parecen estar alineándose en este caso, de forma que esta manera (muchísimo más humana) de tratar a las personas mayores se está asentando y reconociendo. Hablamos aquí del modelo de atención centrada en la persona, que sustituirá a los tradicionales (centrados eminentemente en el servicio) en los próximos años.

“Las personas mayores conforman el grupo social que ha aportado más cosas para hacer del mundo que habitamos lo que realmente es"

Evidentemente el edadismo afecta mayoritariamente a las personas mayores ¿Pero cuando una persona de 45 o 50 años es rechazada por ‘ser demasiado mayor’ al postular a un trabajo, también se considera edadismo? ¿Puede ser sancionado por la Ley Zerolo?

El edadismo es un término genérico, que recoge toda forma de discriminación a un colectivo de seres humanos por razón de su edad. Podemos encontrarlo en los adolescentes, tachados desde siempre de imprudentes o irracionales, y también en las mujeres cuando se acercan a una etapa en la que sufren una indeseable presión social hacia la maternidad. Como cualquier estereotipo, el edadismo es una simplificación de la realidad que deja fuera de la ecuación todo aquello que hace a las personas únicas. Su existencia obedece al hecho de que las capacidades cognitivas de los seres humanos son limitadas, por lo que no podemos apresar la inabarcable complejidad del mundo sin recurrir a “atajos”. Así pues, nos dan una falsa sensación de conocimiento a expensas de caer en la trampa de reducir al absurdo a seres realmente únicos e irrepetibles, con las obvias consecuencias que esto pudiera tener para sus vidas.

En el caso que me plantea, en el que una persona de mediana edad pudiera no ser considerada para un trabajo precisamente por el número de años que ha vivido, hablamos de una situación de discriminación evidente. La Ley Zerolo la prevé como tal, y podría articular procedimientos administrativos mediante los que sancionar a los empleadores que recurran a semejante criterio durante los procesos de selección.

"Todavía nos queda mucho por recorrer para cambiar la forma en que percibimos esta crucial etapa de la vida"

¿Qué dice de nosotros como sociedad el trato que dispensamos a las personas mayores?

Basándonos en un razonamiento lógico, las personas mayores conforman el grupo social que ha aportado más cosas para hacer del mundo que habitamos lo que realmente es. Cuando tenemos la fortuna de expresarnos en libertad, de percibir coberturas sociales en caso de necesidad o de simplemente gozar de paz; hemos de entender que esto ha sido posible por el trabajo y esfuerzo de quienes nos precedieron. Una sociedad que obvia esta certeza, que se centra en lo inmediato y en la producción económica o material, es una sociedad ciega.

Si bien las personas mayores se hallan en un momento de sus vidas en los que no trabajan o no son económicamente tan productivos como lo fueron en su juventud (aunque hay casos de todo tipo), en ellos cristaliza una sabiduría y experiencia que puede aportar muchísimo a la sociedad. En este sentido, facilitar el intercambio generacional podría ofrecer beneficios extraordinarios a todas las partes, así como reducir los estigmas de los que hemos hablado profusamente hasta ahora.

Este año la Organización de Naciones Unidas dedica el Día Internacional de las Personas de Edad a la resiliencia y las contribuciones de las mujeres mayores, un grupo de población doblemente discriminado e invisibilizado, por edad y por género. Un claro ejemplo de por qué es importante un enfoque interseccional de los derechos humanos y el análisis de las dinámicas discriminatorias y opresivas ¿Nos puedes explicar en qué consiste un enfoque analítico de estas características y cómo podemos implementar medidas legales y preventivas partiendo de él?  

Las mujeres mayores sufren, efectivamente, de doble discriminación. Esto es así porque en ellas confluyen los estereotipos que como sociedad todavía imponemos a las mujeres por un lado y a las personas mayores por el otro, que interactúan entre sí y dan como resultado una situación de particular vulnerabilidad. Los enfoques interseccionales tienen como propósito el análisis de las confluencias de diferentes circunstancias (sexo, edad, orientación sexual, credo, etc.) y de su impacto en términos sociales, lo que ayuda a comprender mejor las desigualdades y a articular programas específicos dirigidos a paliarlas. Se trata de una perspectiva introducida en la ciencia social a finales de los años 80 y que ha venido desarrollándose desde entonces, alcanzando hoy en día mucha notoriedad.

Cuando hablamos de resiliencia, nos estamos refiriendo a la capacidad individual para sortear la dificultad y experimentar un crecimiento a partir de ella. Esto es, de seguir creciendo pese a que las situaciones a las que nos enfrentamos revistan una especial dureza. En este sentido, la visión interseccional puede ayudarnos a comprender las necesidades específicas de quienes presentan un mayor riesgo de exclusión o de quienes sufren los rigores de la soledad, pudiendo desarrollar a partir de ello estrategias que preserven la igualdad en derechos y oportunidades.

Emilio Vivallo VIU
Emilio Vivallo-Ehijo

Equipo de Comunicación de la Universidad Internacional de Valencia.