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Expertos VIU | Dra. María Isabel Arias Villanueva: Cómo aplicar la pasión por la música en un proyecto de innovación educativa que cambia vidas

Emilio Vivallo-Ehijo

La ciencia y la experiencia nos demuestran una y otra vez que la música es un lenguaje universal que tiene la capacidad de conectarnos más allá de nuestras diferencias. Esta capacidad comunicadora la convierte en una poderosa herramienta para el cambio y el crecimiento, tal como lo demuestra la labor investigadora y docente de la Dra. María Isabel Arias Villanueva, doctora en Patrimonio Cultural, Maestra especialista en Educación Musical y docente de la Facultad de Ciencias de la Educación de VIU.

Su formación extensa y heterodoxa le permite aplicar su profundo conocimiento de teoría, práctica e historia musical a la práctica docente, especialmente en la formación con foco inclusivo y orientada a las personas con necesidades educativas especiales. En este contexto ha desarrollado diversos proyectos de innovación docente, en los que utiliza la educación musical como una poderosa herramienta de integración y de progreso para sus estudiantes. Para conocer un poco más acerca de estas iniciativas y de su labor formativa e investigadora en general, nos pusimos en contacto con ella y le realizamos la siguiente entrevista. 

¿Nos puedes contar un poco sobre ti?

Si tengo que hablar de mi currículum, diré que soy Doctora en Patrimonio Cultural: identificación, análisis y gestión por la Universidad de Valencia, obteniendo la calificación de summa cum laude; Máster Universitario en Gestión Cultural por la Universidad Cardenal Herrera; Licenciada en Historia y Ciencias de la Música por la Universidad Católica de Valencia, San Vicente Mártir y Maestra especialista en Educación Musical por la Universidad de León.

También tengo estudios de nivel medio que realicé en el Conservatorio de Salamanca y he cantado en diversos coros, así como he tocado en la orquesta del conservatorio y en la Orquesta Odón Alonso de León.

Tengo formación en Canto y Estudios de Gregoriano que he realizado en las secciones española e italiana de la AISCGre (Associazione Internazionale Studi di Canto Gregoriano), también en los cursos impartidos por el Centro Francescano Studi di Canto Gregoriano en Asís, he asistido en varias ocasiones para ampliar mi formación a las jornadas formativas organizadas por monasterio de Saint Pierre de Solesmes (Francia) y también he completado la formación gregoriana con cursos de solista en los cursos de Verbun Resonans también en Italia.

Soy miembro colaborador de la base de datos MMMO Database, Medieval Music Manuscripts Online Database.

En la Comunidad Valenciana, varios amantes y estudiosos del gregoriano, decidimos crear una asociación para difundir el gregoriano en esta comunidad autónoma, la Asociación Levantina de Estudios Gregorianos, ALEGre, asociación que presido desde su creación 2019. Al amparo de esta asociación creamos la Schola Consonare, que dirijo, schola exclusivamente femenina, con el mismo espíritu de difundir y poner en valor este tipo de música.

En el plano de la investigación en música pertenezco al grupo de trabajo de SEdeM: Música y contextos en el mundo ibérico medieval y renacentista, MEDyREN.

Actualmente imparto clase en la Universidad Internacional de Valencia y pertenezco al cuerpo de maestros funcionarios de carrera en el que tengo las especialidades de música, francés, educación de personas adultas, compensatoria y primaria, impartiendo clase en centros de Acción Singular, antiguos CAES, aunque en este momento soy maestra especialista de música en un Centro de Educación Especial en la localidad valenciana de Torrent.

¿Cómo ha influido esta formación tan variada en tu visión de la enseñanza musical?

Sé que esta mezcla de gregoriano y maestra en centros de educación primaria puede sorprender y desconcertar, pero lejos de ser antagónicos, se complementan. El gregoriano ha de contemplarse como uno de los pilares fundamentales de nuestra música occidental y, tanto su escritura primitiva como la forma en que se dirige, me refiero al canto gregoriano, son códigos “sencillos” que dan toda la información necesaria para una interpretación de piezas que parecen simples pero encierran una gran sabiduría para poder transmitir la música de una forma intuitiva a los que tenían que cantar, pero no tenían estudios musicales, cosa que no pasa con nuestro sistema de escritura musical actual.

Este estudio y la observación, me dieron la pista para llevar a mi alumnado una forma mucho más intuitiva para poder interpretar piezas con una dificultad creciente, de una forma progresiva y que no implique tener que aprender un nuevo código o lenguaje, lo cual es primordial para acercar al alumnado a la música. 

La semiología, los signos paleográficos del gregoriano, se adaptan al movimiento de la mano del director de la schola, esa forma de dibujar la música en el aire siempre me pareció una forma muy precisa de acercar el lenguaje musical a su práctica y, sobre todo, a su interpretación instrumental o vocal.  Todo esto inspira la búsqueda de un lenguaje musical que no tiene que ser específicamente el convencional de hoy en día, dando a mis alumnos herramientas para la interpretación de una forma sencilla.

¿Nos puedes contar acerca de tu experiencia docente, especialmente en el contexto de la educación inclusiva? ¿Nos puedes explicar en qué consisten los proyectos de innovación que has desarrollado e implementado en estos contextos?

En mi experiencia en centros de acción singular, centros en los que todo el alumnado atiende al epígrafe de integración, tanto siendo tutora como especialista de música, he observado que es mucho más efectivo el trabajo manipulativo y eminentemente práctico para llegar a alcanzar los objetivos propuestos por el currículum, enganchando al alumnado, pudiendo ver así sus progresos sin necesidad de pasar por procesos, que para ellos son más complejos, ya que los ven inalcanzables dada su baja autoestima o que no creen que los necesiten porque les han marcado con el mantra “para qué aprender si voy a vivir la misma vida que mis padres”, esa rueda infinita de no mejorar para poder salir de ese circulo vicioso.

En el CEIP Juan XXII de Torrent ya introduje las nuevas tecnologías en el proyecto musical que realicé específicamente para su alumnado, todo él de inclusión educativa. La utilización de los colores como código musical funcionó y utilizar instrumentos con ese código que se adaptaban a las posibilidades físicas de cada uno de ellos fue muy importante. Ya no había limitaciones para aquellos que no eran duchos con instrumentos más complejos, las campanas afinadas o los boomwhackers ofrecían muchas posibilidades.

Las percusiones corporales y las coreografías se hicieron también habituales en la clase de música, sin olvidar que hay muchos canales de YouTube que ofrecen partituras animadas con el código de color que necesito para mis clases. Este código fue esencial para iniciar al alumnado a relacionar el color con un sonido o nota música. 

En este centro optamos también por un material didáctico creado por un maestro Joaquín Pascual, que se adaptaba como un guante a este tipo de centro y alumnado, La música y yo (https://lamusicayyo.es/), material que proponía en uno de sus proyectos utilizar el código musical que creó Kandinsky en el que asocia un color al sonido de cada uno de los instrumentos.

En este centro fui un poco más lejos realizando un Proyecto de Innovación Educativa: Música y TIC, en el que se sumaban las nuevas tecnologías para abrir el mundo digital a un alumnado que no tiene una condición económica estable, ayudándoles a defenderse en un mundo cada vez más tecnológico, no solamente acceder a juegos, música, vídeos…

Además, la situación de confinamiento hizo que viéramos que, aunque el alumnado sabe utilizar muchas plataformas digitales (TikTok, YouTube, Instagram…) no lo hacen adecuadamente y acciones tan básicas como poner un usuario y contraseña, se hacía un mundo para ellos, sin contar que su situación económica hacía que hubiera un gran abismo y no pudieron acceder a la educación como la gran mayoría del alumnado, ya no de nuestra comunidad autónoma, si no del país.

En este centro siempre encontré el apoyo y ayuda incondicional en todas mis iniciativas por parte de mi compañero de música Germán Palomino, también director del centro, ya que, al igual que yo, piensa que la forma de sacara a esos niños de donde están, es dándoles más herramientas y estrategias diferentes, sin olvidar que deben ser felices en la escuela.

No sólo llevé a cabo este proyecto en el CEIP Juan XXIII, también me uní al proyecto propuesto por la Fundación Hidraquae: Promoción de vocaciones científicas en niñas, proyecto que coordiné y que más tarde se extendió a todo el alumnado, tanto niños como niñas, por ser muy interesante para alumnos con estas características.

Este proyecto ha ayudado a que el alumnado descubra sus habilidades para construir máquinas simples y entender su funcionamiento. Un gran proyecto ofrecido por esta fundación que ha sido muy importante en un centro como este.

Más tarde llegué al CEE La Encarnación, en la misma localidad valenciana, Torrent, también como maestra especialista de Educación Musical, centro con unas características muy marcadas y específicas, con un alumnado con muchas necesidades.

En él, la dotación de música era la misma que para cualquier centro de primaria, una dotación que está muy bien para cualquier centro ordinario, pero que no es la adecuada para este. Son instrumentos que alumnos como los nuestros, con dificultades de movilidad, reducida en unos casos e inexistente en otros, no cubren nuestras necesidades musicales.

En este proyecto embarqué a mi compañero, Jaume Prats, un proyecto que es para todo el centro en el que tenemos alumnos de 3 a 21 años, para que desarrollen la capacidad de tocar piezas sin necesidad de entrar en un lenguaje convencional y disfrutar del hecho musical. Además de asociar colores a las notas musicales también hemos adaptado el código de color a los instrumentos de pequeña percusión y realizar así acompañamientos instrumentales y actividades rítmicas, entendiendo los sonidos cortos, largos y los silencios.

Todo esto necesita material y, mucho tiempo de programación y preparación, estoy realizando material para poder componer partituras con colores, escape room, tocar, cantar, en resumen, disfrutar y sobre todo crear.

¿Cuáles son los mayores beneficios que obtienen los estudiantes con necesidades educativas especiales de la educación musical? ¿Crees que esta experiencia y las metodologías que has desarrollado son exportables a otros centros educativos?

Al diseñar este proyecto, aparte de la necesidad de que se adaptara a este entorno, era muy importante para mí que no sólo fuera una forma de aprender música, si no un proyecto que ayude a desarrollar el conocimiento de nosotros mismos, nuestra relación con el espacio y el tiempo, el trabajo en grupo para obtener un producto como es la interpretación musical, escuchar y saber escuchar, descubrir un mundo de sonidos que nos abre miles de posibilidades y divertirnos con, y a través de la música. Tocar, cantar y percutir, movernos con la música, disfrutar de músicas diferentes y no sólo las que nos ofrecen comercialmente, la música rápida que se engulle sin analizar.

Todos estos planes de futuro que uno se propone al programar, se han hecho visibles en este trimestre, ya están dando sus frutos y sobre todo, en la mayor parte del alumnado se ha visto un cambio de percepción de la asignatura de Música, ya no es el entretenimiento en sí lo que esperan, si no que están ansiosos por conocer cosas nuevas y ver que van avanzando en su interpretación musical, se sienten mucho más seguros y los que no se unían a la experiencia han decidido acercarse e incorporarse a la clase de música. No somos un conservatorio de música, somos apasionados por la música.

Este proyecto es exportable a cualquier centro, creo que lo más importante para cualquier proyecto es la pasión, aunque tal como está concebido en este momento es para ser implementado en centros de este tipo.

¿Cuáles son tus planes a futuro respecto al trabajo de innovación que vienes realizando? ¿Tienes ideas nuevas que quieras implementar? ¿O tal vez expandir y profundizar en algunas de las que ya has desarrollado?

Mis planes a corto plazo es dar forma y mucha vida a este proyecto en el centro que me encuentro, aprovechando al máximo esta oportunidad de desarrollarlo, evaluándolo y ver todas sus posibilidades.

Aún así, mi cabeza no deja de dar vueltas para seguir trabajando en centros de integración, son proyectos de música asociada a las nuevas tecnologías e intentar implementar el proyecto de vocaciones científicas, adaptado, en centros de Educación Especial. También, volviendo a mi pasión por el gregoriano, tengo el borrador de dos proyectos, uno es la creación de material para enseñar gregoriano a los niños, siguiendo toda mi filosofía educativa planteada en mi forma de enseñar, y otro, que se presenta más complejo, para la enseñanza de gregoriano a niños invidentes, proyecto que realizaré con Alfonso González, quien ha realizado proyectos musicales con invidentes y que ha sido estudiante en VIU.

Todo este trabajo me ayuda a mejorar y así ofrecer una visión muy amplia de lo que es la docencia en distintos ambientes educativos a mis alumnos de la universidad, que no tengan miedo a enfrentarse a un alumnado “difícil”, no quedarse en la comodidad de la silla, la “lucha” en el aula, o mejor dicho, por el aula, da vida y te hace indagar para mejorar toda tu labor y función docente.

Emilio Vivallo VIU
Emilio Vivallo-Ehijo

Equipo de Comunicación de la Universidad Internacional de Valencia.